Investigadores creen
tener la respuesta de qué provocó que el planeta se enfriara
abruptamente desde el final de la Edad Media hasta bien entrado el siglo
XIX
Desde el final de la Edad Media hasta casi acabado el siglo XIX, la
Tierra pasó por un largo período de enfriamiento que los científicos
denominan Pequeña Edad de Hielo, una época en la que pueblos alpinos
quedaron arrasados por el avance imparable de los glaciares y los
ciudadanos londinenses, aunque parezca increíble, podían patinar sobre
el Támesis. El origen de esta abrupta y larga temporada de reducción de temperaturas ha sido siempre un misterio envuelto en especulaciones, pero ahora un equipo internacional, dirigido por investigadores de la Universidad
de Colorado Boulder en EE.UU., cree tener la respuesta al enigma. Este
frío intenso fue causado, según publican esta semana en la revista
Geophysical Research Letters, por unas gigantescas erupciones volcánicas
en el trópico que iniciaron una cadena de efectos sobre el clima.
Según la nueva
investigación, la Pequeña Edad de Hielo comenzó repentinamente entre los
años 1275 y 1300 d.C. tras sucederse cuatro erupciones volcánicas
masivas en el trópico, unos episodios que duraron unos cincuenta años.
La persistencia de veranos fríos tras las erupciones se explica por la
posterior expansión del hielo marino y un debilitamiento de las
corrientes del Atlántico relacionadas, según las simulaciones
computacionales realizadas para el estudio, que también analizó patrones de vegetación muerta y datos tomados del hielo y sedimentos.
Los científicos han
teorizado que la Pequeña Edad de Hielo fue causada por la disminución de
la radiación solar de verano, por volcanes en erupción que enfriaron el
planeta al emitir sulfatos y otras partículas en aerosol que reflejaban
la luz solar hacia el espacio, o por una combinación de las dos cosas.
«Esta es la primera vez que alguien ha identificado claramente el inicio
específico de los tiempos de frío que marcaron la Pequeña Edad de
Hielo», dice Gifford Miller, investigador de la Universidad de Colorado
en Boulder y autor principal del estudio. «También hemos explicado cómo
este período frío pudo mantenerse durante tanto tiempo. Si el sistema
climático es golpeado una y otra vez por el frío durante un período
relativamente corto -en este caso, por erupciones de origen volcánico-
parece que hay un efecto de enfriamiento acumulativo»
«Nuestras simulaciones mostraron que las erupciones volcánicas pueden haber tenido un efecto de enfriamiento profundo», añade Bette
Otto-Bliesner, científico del Centro Nacional para la Investigación
Atmosférica (NCAR) y coautor del estudio. «Las erupciones podrían haber
provocado una reacción en cadena, afectando al hielo y a las corrientes
oceánicas de una manera que disminuyó las temperaturas durante siglos».
Avance de los glaciares
Los científicos estiman que los comienzos de la Pequeña Edad de Hielo se
produjeron del siglo XIII al XVI, pero hay poco consenso al respecto.
Aunque las temperaturas de enfriamiento pudieron afectar a lugares tan lejanos como América del Sur y China,
se hizo particularmente evidente en el norte de Europa. El avance de
los glaciares de los valles de montaña destruyó pueblos alpinos y las pinturas
de la época muestran a la gente patinando sobre hielo en el río Támesis
en Londres y en los canales de los Países Bajos, lugares que estaban
libres de hielo antes y después.
«La forma dominante en la que los científicos han definido la Pequeña
Edad de Hielo es por la expansión de los glaciares en los Alpes y en
Noruega», apunta Miller. «Pero el tiempo en que los glaciares europeos
avanzaron lo suficiente como para demoler pueblos enteros sucedió mucho
tiempo después del inicio del período de frío».
Miller y sus colegas
fecharon con radiocarbono cerca de 150 muestras de material vegetal
muerto con las raíces intactas, recogidas en la isla de Baffin, en el
Ártico canadiense. Encontraron un gran número de muestras de entre 1275 y
1300, lo que indica que las plantas habían sido congeladas y envueltas
por el hielo por un acontecimiento relativamente repentino. El equipo
halló un segundo repunte de muestras de plantas congeladas sobre el año
1450, lo que indica un segund0 enfriamiento.
Capas de hielo más gruesas
Para ampliar el estudio, los
investigadores analizaron muestras de sedimentos de lagos glaciares
vinculados a la capa de hielo de 367 kilómetros cuadrados en el
Langjökull, en la sierra central de Islandia, que llega a casi un
kilómetro de altura. La capas anuales en los núcleos se volvieron
repentinamente más gruesas a finales
del siglo XIII y otra vez en el siglo XV debido al aumento de la
erosión causada por la expansión de la capa de hielo que enfría el
clima.
Los científicos emplearon un modelo
que simula las condiciones del mar de 1150 a 1700 dC, lo que reveló la
existencia de grandes erupciones que podrían haber enfriado el
hemisferio norte lo suficiente como para desencadenar la expansión del
hielo marino del Ártico.
Para los científicos, una de las cuestiones para reflexionar sobre la
Pequeña Edad de Hielo es lo inusual que resulta el calentamiento actual
de la Tierra.
Una investigación previa realizada por Miller en 2008 en la isla Baffin indicaba que las temperaturas actuales son las más cálidas en los últimos 2.000 años.
Fuente: ABC
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