Según las Tabletas de Zanthu un grupo de sacerdotes y sabios
supervivientes de la destrucción de dicho continente (supuestamente en
torno al 160 000 a.c.) se refugiaron en un lugar conocido como la
“Meseta de Tsang”, donde alzaron una ciudad-santuario, oculta y
recluida.
Allí vivieron en paz durante un largo, e indeterminado, periodo de
tiempo, lejos de su antigua gloria e ignorados por el resto de la
humanidad.
Desde el descubrimiento de las Tabletas por parte de Harold Hadley
Copeland en 1913 (en una desastrosa expedición de la que fue el único
superviviente), la mayoría de los estudiosos han desechado estos textos.
Entre otras cosas por la incapacidad de Copeland, que en 1918 fue
recluído en un sanatorio mental, de localizar exactamente el lugar del
hallazgo. Sin embargo aquellos que le han querido dar alguna
credibilidad han situado esta “meseta de Tsang” en el Tibet o en
Mongolia exterior; es decir en un área aislada, escasamente conocida por
los occidentales y de clima extremo. Los defensores de la opción del
Tibet argumentan que el nombre “Tsang” pervive en el de una de las
regiones tradicionales del país mientras que otros argumentan que la
descripción geográfica se corresponde más al Gobi que al Himalaya .
Otros opinan que el lugar es parte o se confunde con la mítica región de
Leng (quizás también Ling, el mítico reino del rey Gesar).
Pero volvamos a la historia de estos supervivientes, tal y como se puede
deducir de diversas fuentes chinas, hindúes y tibetanas. Según
transcurrían los años, y luego los siglos, un cisma surgió en el corazón
de los habitantes de Tsang, surgiendo dos facciones irreconciliables.
Una parte de la población había renunciado definitivamente a las
ciencias oscuras de sus antepasados, incluyendo la adoración de
entidades de los Mitos. Estos fueron llamados, posteriormente, los
seguidores del camino de la “Mano Derecha”. Retomaron la búsqueda de una
vía ascética y meditativa de iluminación espiritual. Se afirma que
gracias a estas técnicas accedieron a nuevos estados de conciencia y
despertaron capacidades desconocidas.
Otra parte de los habitantes de Tsang, sin embargo, continuaron
orgullosos (o retomaron) las antiguas técnicas, las deidades inhumanas y
la tecnología arcana de Mu, llevándolas a extremos nunca pensados por
estos, posteriormente serían llamados en ocasiones seguidores de la
“Mano Izquierda”.
En un principio las discrepancias entre estas dos sectas o corrientes
filosóficas eran menores y ambos grupos pudieron convivir en paz;
especialmente por qué los seguidores del camino de la Mano Derecha
evitaban el enfrentamiento. Pero esta situación no podía durar
eternamente. Tras una cruenta pero breve guerra interna ambos bandos se
encontraron enrocados en una situación sin solución, al borde de la
autodestrucción. De algún modo se llegó a un acuerdo, ambos grupos
abandonaron la Meseta de Tsang para fundar dos ciudades-reinos separados
en el que cada uno podría seguir su propio camino: la idílica Shambhala
y la subterránea Agharta.
Como todo lo que rodea a esta historia tanto su veracidad como la fecha
de esta división es difícil de precisar, pero en base a los textos
místicos hindúes y budistas que hablan, de forma casi siempre indirecta,
sobre ella. De forma convencional suele dársele la misma fecha que al
comienzo de la actual Era de la Oscuridad, o Kali Yuga, unos 3 200 años
antes de la era.
Shambhala (también Sambala, Shambala,…) Aunque este es el nombre más
común para referirse a esta comunidad en las tradiciones hindues, en
sánscrito significa “lugar de paz”, existen muchos otros. También es
llamado Shangri-La (la significa paso de montaña, el significado de
Shangri es desconocido) por los budistas tibetanos y Olmolungringentre
los seguidores de la antiquísima religión bon, mientras que en las
leyendas chinas es Chang. También quizás pueda identificarse con el
valle de Ergenekon de los pueblos turquicos, que la sitúan en los montes
Altäi y no en el Tibet. Desconocemos si alguno de estos nombres son los
que los propios habitantes dan a la ciudad, o si utilizan alguna otra
denominación.
Aunque
rodeada de altas montañas siempre nevadas, la región de Shambhala está
dotada de un clima sorprendentemente cálido y benigno gracias al Corazón
de Shambhala; éste según las descripciones es una gema de gran tamaño,
las descripciones varían entre los treinta centímetros y casi un metro
de diámetro, y forma irregular que parece brillar desde su interior e
incluso emitir un tono musical (según una descripción lo que se escucha
es la pronunciación del mantra Ôm) Se dice que las radiaciones benéficas
de la gema, así como la vida pacífica y contemplativa, también aseguran
una gran longevidad a los habitantes del valle, que pueden llegar a
vivir más de doscientos años. Algunas leyendas cuentan que los yetis o
abominables son los guardianes de los caminos a Shangri-La, pero no nos
atrevemos a afirmar nada en este sentido.
A lo largo de los siglos Shambhala ha servido de refugio a los
perseguidos y ha atraído a los buscadores de la sabiduría de cualquier
religión y etnia. Más ocasionalmente individuos concretos,cuya presencia
se considera necesaria en Shambhala por el bien del mundo, son atraídos
o incluso secuestrados para traerlos al valle, sea cual sea su región
de nacimiento. Todos ellos han sido acogidos libremente como hermanos,
sin distinción entre ellos y los antiguos habitantes. Por eso queda muy
poco de la original herencia muviana; la mayoría tienen comparten los
rasgos físicos de los tibetanos, chinos o mongoles que viven en la
región.
Según el texto del Kalachakra Tantra un rey de Shambhala llamado
Suchandra pidió a Buda ( tengamos en cuenta, para cuestiones
cronológicas, que el Buda histórico vivió en torno al final del siglo VI
a.c.) que le enseñara el camino de la Iluminación. Así él, y 96 de sus
vasallos, recibieron la iniciación en una una práctica mistica que
recibe el nombre de Kalachakra (en sánscrito “rueda del tiempo). Según
la misma leyenda durante siglos esta enseñanza habría permanecido
limitada a Shambhala pero en torno al 1050 a.c., el rey de Shambhala
Rigdan Tagpa, o Manjushrí Kírti, decidió compartir su conocimiento con
el exterior y enviar maestros de esta práctica a individuos selectos.
También se dice que, en una era futura de oscuridad, los reyes de
Shambhala enviaran sus fuerzas al mundo exterior para traer una nueva
Edad Dorada.
Sin embargo, y junto a evidentes similitudes con el budismo, también hay
elementos religiosos totalmente ajenos y que guardan paralelismos con
formas religiosas más primitivas como el bon y otras de tipo animista.
Sin embargo los antiguos dioses de sus antepasados muvianos, Zoth-Ommog,
Ghatanothoa, Ythogtha y los demás, han sido completamente dejados de
lado.
Shambhala contiene una enorme biblioteca, donde pueden encontrarse una
serie de antiquísimas inscripciones: la llamada Biblioteca de Piedra
(que se supone contienen el texto original del conocido como Libro de
Dyzan). Pero también obras modernas en multitud de idiomas, orientales y
occidentales; estos versan principalmente sobre filosofía, arte y
música. Estas obras modernos son traídas regularmente a la ciudad por
agentes de Shambhala, que viajan por todo el mundo para recoger y
seleccionar las obras más representativas de cada campo.
Aproximadamente la mitad de los habitantes del valle son monjes lamas,
que residen en el enorme palacio-lamasería (que muchos comparan con el
Potala de Lasha) dedicados a la meditación, a crear mandalas, y otras
formas de arte religioso, y a profundizar en los secretos místicos del
universo. Cualquiera de ellos puede convertirse en lama si lo desea,
muchos lo hacen a una edad avanzada tras una vida de trabajo, pero
muchos otros viven y mueren como simples campesinos o artesanos. Se cree
que el líder de esta comunidad, y única autoridad del valle, el Gran
Lama, como el Dalai Lama o el Panchen Lama, es un tulku, es ser
iluminado reencarnado para ayudar a guiar a otros hacia la iluminación.
El resto de habitantes trabaja como artesanos y campesinos con una
economía muy simple, no utilizan moneda y el bien de la comunidad
determina la distribución de bienes. A lo largo de los siglos la ciudad
ha acumulado, en forma de donaciones normalmente, grandes tesoros en
joyas y oro que, sin valor para los habitantes de la ciudad, a menudo
resulta útil para conseguir bienes del exterior.
Shambhala y su Gran lama son también el centro y corazón de la Logia
Blanca, una dispersa organización dedicada a luchar contra los
servidores de la enemiga ciudad de Agharta. Los agentes de la Logia
Blanca trabajan de forma sutil en diversos lugares del globo, la mayoría
reuniendo información y ayudando al prójimo. Aunque, en general, las
enseñanzas de Shambhala reprueban la violencia en demasiadas ocasiones
la lucha contra la oscuridad debe realizarse con sus mismas armas. Tal
podría ser el caso del justiciero conocido como La Sombra, que según
algunos sería uno de estos agentes de la Logia Blanca. Agharta (también
Agartha, Agarthi,…)
El reverso oscuro de Shambhala es la ciudad subterránea de Agharta. Rene
Guenon afirma que el nombre significa en Sanscrito “región sagrada”. La
gente de la esta ciudad, se ha mantenido mucho más cerrada a los
humanos del exterior, a los que desprecian. Los rasgos serpentiformes
heredados de los habitantes no humanos de Mu, algunos incluso poseen
piel escamosa u ojos con pupila vertical, pero se les distingue
claramente de los hombres serpiente “puros”.
Se
dividen en castas estrictamente cerradas, determinadas por el
nacimiento y la herencia, en que la más elevada, los Lamas Negros o
goros, gobiernan de forma absoluta y despótica sobre las demás. En la
posición más alta se sienta el inmortal Rey de Agharta, que a menudo se
da a si mismo el título de Rey del Mundo y en ocasiones recibe el nombre
de Yue-Laou (“el anciano de la Luz de la Luna”). Al menos un texto
identifica, o al menos relaciona, al Rey de Agharta con el
Indescriptible Gran Sacerdote, que mora en Leng y por tanto con
entidades completamente inhumanas.
En el nivel más bajo de esa estructura social se encuentran los dropas:
esclavos, achaparrados y deformes, con inteligencias limitadas
(especialmente en el terreno de la creatividad) pero fuerza y tenacidad
sorprendentes. Estos dropas hacen los trabajos más extenuantes pero
menos complicados, incluyendo el mantenimiento de grandes máquinas, cuya
comprensión se les escapa totalmente. Algunos goros deploran la
dependencia de esta casta inferior y temen que si estos se rebelaran y
dejaran de trabajar la ciudad podría derrumbarse, ya que la proporción
numérica entre unos y otros es cada vez más favorable a los esclavos.
Algunos creen que estos dropas están relacionados remotamente con el
pueblo Tcho-Tcho, con los que comparten ciertos rasgos, aunque otros
afirman que son productos de experimentos por parte de los Lamas Negros.
Otras grafías utilizadas son: drop-ka, dzopa
Los Lamas Negros utilizan tratamientos alquímico-médicos, muy agresivos,
para asegurarse unas vidas de siglos, pero con terribles costes en
dolor y sufrimiento. Según envejecen adquieren un aspecto apergaminado y
reseco, acentuando los rasgos monstruosos que muchos poseen, tornándose
parecidos a momias vivientes. Por eso cuando aparecen ante gentes del
mundo exterior los goros suelen hacerlo velados y ocultos en sus amplias
túnicas negras, con altos sombreros cilíndricos.
La barrera entre la magia y la tecnología es difusas en Agharta, por
ejemplo poseen grandes máquinas que proporcionan calor, iluminación y
protección a la ciudad, pero su funcionamiento se basa en principios que
un investigador occidental calificaría, fácilmente, de sobrenaturales.
Estas máquinas son capaces de realizar cambios fundamentales en la
materia, transformando un elemento en otro o alterando completamente sus
propiedades. De la misma forma pueden modificar organismos vivios,
incluyendo virus y bacterias que utilizan para crear plagas con las que
azotar el mundo exterior. Sin embargo muchos de los conocimientos
antiguos se han perdido y muchas máquinas siguen funcionando sin que
nadie entienda completamente los principios que manejan.
Aunque es difícil afirmarlo con total seguridad, es posible que los
Lamas Negros de Agharta sean los Maestros Desconocidos de la
organización criminal conocida como Si-Fan, y que también sean ellos los
no menos misteriosos líderes (“inmortales que viven en las montañas de
China”) del culto de Cthulhu. Lo que es innegable que sus agentes se han
encontrado infiltrados en muchas organizaciones criminales y junto a
los señores de la guerra más ambiciosos de Oriente a lo largo de los
siglos.
Una leyenda conocida entre las tribus de Mongolia dice que fueron ellos,
por ejemplo, los que forjaron la mítica espada de Gengis Khan (que
según otra leyenda reaparecerá para unir a los pueblos de oriente de
nuevo) y quienes alimentaron su ambición que le llevó a convertirse en
el mayor Conquistador de oriente. Otros creen que aún guardan la corona
del Khan, testimonio del pacto de este con los Dioses Exteriores.
Han sido diversos los intentos de hacerse con los secretos de Agharta.
El infame Doctor Nikola consiguió llegar hasta la misma ciudad en busca
de sus secretos pero fue expulsado sin haber conseguido hacerse con
ellos y ganándose el odio eterno de diversas sociedades secretas
orientales.
Localización e hipótesis.
La localización exacta de ambas ciudades es un tema que ha dado lugar a controversias profundas.
Una tradición tibetana dice que Agharta se encuentra al sur de Lasha
mientras que Shambhala se encuentra al norte. A mediados del siglo XVII,
los sacerdotes portugueses Estevâo Cacella y Joâo Cabral, los primeros
occidentales que nos dan noticia de la existencia de la ciudad que
transcriben como Xembhala, también sitúan la ciudad hacia el norte del
Tibet.
El ocultista francés Alexandre Saint-Yves d’Alveydre afirmaba haber
entrado en contacto telepático con enviados de Agharta, ciudad que
situaba en una serie de cavernas bajo el Himalaya. En sus libros ayudó a
popularizar esta noción en occidente, así como la de que era la sede de
un gobierno sinárquico secreto del mundo. En época más reciente el
viajero ruso Ferdinand Ossendowsky dice haber oído historias sobre una
entrada a Agarthi (sic.) en la región del lago Nogan Kul, en Mongolia.
Otras fuentes sitúan una u otra de las ciudades en puntos dispersos del
desierto del Gobi, la región del Altai o los montes Tien Shan.
Un puñado de autores modernos han defendido que ambas ciudades se
encuentran en realidad en la proximidad de la zonas ártica o antártica.
Por otro lado, y especialmente en el caso de Agharta, son muchos los que
sitúan la ciudad en el supuesto interior de un modelo de Tierra Hueca y
por tanto accesible desde túneles situados en lugares muy remotos entre
sí.
Es posible incluso que Shambhala y Agharta, como algunos sospechan, no
sean lugares físicos situados plenamente en nuestro mundo. Se
encontraría en planos diferentes, como la Tierra del Sueño, lo bastante
cercanos como para poder llegar a ellos por medios físicos (en
circunstancias muy concretas). Por ello sería posible llegar a ellas
desde caminos muy distintos, incluso que un mismo acceso llevase en
determinados momentos a una u otra de las ciudades ya que la ruta física
es sólo parte del camino. Otra posibilidad intrigante, defendida en
privado por un físico y místico que no ha querido que divulguemos aquí
su nombre, afirma que ambas ciudades son en realidad versiones
divergentes de un mismo lugar, un paralelo retorcido una de la otra que
provienen de universos diferentes y que sólo raramente pueden
interactuar con nuestro mundo.
Shambhala, Agharta y la política ;
Durante los años 30 el mito y la leyenda de Shambhala/Agharta estaba muy
vivo y tuvo incluso sus manifestaciones en el terreno de la política;
normalmente vinculado con la promesa de controlar el corazón de Asia,
una zona considerada de fenomenal interés estratégico para el control
del mundo.
Parte de esta popularidad fue la interpretación por la Teosofía de estas
leyendas. Madame Blavatsky se refería a menudo a sus Maestros Secretos y
a la Logia Blanca como inspiradora de este movimiento. En textos de
otros autores posteriores a 1900, se afirma que este lugar es la
residencia de Sanat Kumara un “ser avanzado” (en otros términos, quizás,
un dios) que gobierna la Tierra y a la humanidad y, además, dirige de
la Gran Logia Blanca, por tanto fuente de la teosofía. Sanat Kumara
aparece originalmente en las escrituras jainistas y en algunos textos
hinduistas y en sanscrito su nombre quiere decir “eterna juventud”.
Según textos teosóficos posteriores se trataría de uno de los Señores
del Fuego, que habrían descendido desde Venus para ayudar a los
habitantes de la tierra hace millones de años.
Otro factor de popularidad, al menos en Estados Unidos, fue la aparición
de la novela Lost Horizon, un éxito de ventas que fue adaptado al cine y
que convirtió Shangri-La en un lugar común de la cultura popular.
El Panchem Lama, el principal rival por el poder del Dalai Lama en el
Tibet, se proclamaba a sí mismo heredero del reino de Shambhala (o
Agartha) y afirmaba contar con profecías que hablaban de la formación de
un gigantesco imperio pan-budista gobernado por él, desde Mongolia al
Tibet, con la ayuda de este reino secreto. Algunos investigadores han
apuntado a las profecías sobre el futuro imperio asiatico de Tsan-Chan
(que algunos han traducido como “Cruel Brujería”) que “florecerá en el
año 5000 de nuestra era”. Otros sin embargo lo relacionan con el imperio
Han que según algunos futurólogos y profetas dominará el mundo en torno
al 2419 A.D.
Nicolas Roerich, un polémico pintor y místico ruso-americano, llevó a
cabo varias expediciones al Asia Central, con la intención declarada de
encontrar este reino místico benigno. Para ello contó,
sorprendentemente, con el apoyo de influyentes personalidades tanto en
Estados Unidos, incluyendo el ministro de agricultura y futuro
vicepresidente Henry A. Wallace, como en la Union Sovietica.
Los bolcheviques, continuando una tendencia ya iniciada por los zares,
alimentó durante un tiempo esas creencias apocalípticas, para su
beneficio, en la zona centroasiatica como forma de anular o redirigir
movimientos nacionalistas. Algunas fuentes aseguran que el criptógrafo y
alto cargo de la policía secreta Gleb Bokii llegó a organizar su propia
búsqueda de Shambhala (aparentemente sin éxito) utilizando agentes de
origen centroasiatico, camuflados como peregrinos budistas, para
introducirse en el cerrado Tibet.
Pero en general el mito del Rey del Mundo oculto en Agharta/Shambhala
fue más popular entre los círculos de extrema derecha y los cenáculos
ocultistas relacionados. Repetidamente se le confiere a la figura el
papel de guardián de una tradición esotérica antimoderna y, por ello,
antidemocrática. La visión de una sociedad de castas en que el conflicto
entre clases sociales, y por tanto el peligro del comunismo, es frenado
por enseñanzas místicas que predican un principio de sumisión y
aceptación del karma parecían fascinar a muchos fascistas, nacional
socialistas y “revolucionarios de derechas” del mundo en los años 20-30.
La
creencia de algunos nazis, entre ellos principalmente el Reichführer-SS
Himmler, en supuestos reinos y secretos “arios” perdidos en la zona
tiene una profunda conexión con las leyendas sobre Shambhala/Agharta.
Diversos libros sobre nazismo esotérico afirman que en 1926 enviados de
la Sociedad Tule lograron forjar un pacto con el rey de Agharta. Según
estos un “lama” de alto rango, y varios acólitos menores, fueron enviado
a Berlín para colaborar con la Sociedad. Allí este individuo, conocido
solamente como “El Hombre de los Guantes Verdes”, utilizó sus
capacidades para ayudar al meteórico ascenso de un oscuro partido
político extremista, estrechamente vinculado a la Tule: el partido Nazi.
La expedición de la SS en 1938 al Tibet se percibe entonces, entre
otros motivos, como una forma de afianzar estos contactos. Las mismas
fuentes también cuentan que, acaba ya la guerra, se encontró en un campo
de concentración alemán (difieren sobre en cual) los cadáveres
ejecutados de un grupo de lo que parecían tibetanos, a veces añaden el
detalla de que parecían estar en posiciones propias de un ritual, que
podrían corresponder a esta camarilla de acolitos. No sabemos, de ser
así, que motivó la pérdida de confianza del régimen en estos “asesores” y
su reclusión en un campo.
Pero fueron los japoneses quien más utilizaron el mito del “Rey del
Mundo” en su campaña propagandística en Asia, presentándose como el
ejército salvador destinado a unir a los budistas de Asia y librarlos
del dominio de los “bárbaros” extranjeros, europeos y norteamericanos.
Diversos agentes de la Sociedad del Dragón Negro estuvieron activos en
el área durante los años 30: está documentado, por ejemplo, como en 1939
se envió a un agente al Tibet, Jinzô Nomoto, que durante año y medio
recogió información y estableció contactos en la región. No hay que
olvidar que, de forma contradictoria, hay autores que afirman que la
misma Sociedad del Dragón Negro, y su antecesora el Océano Negro, no era
más que una fachada de otra sociedad mucho más antigua, los Dragones
Verdes, dirigidos precisamente desde Agharta (sobre este tema
profundizaré en una entrada futura)Aunque su existencia es considerada
un mito por la mayoría de académicos, cualquier indicio de que no es así
sería de gran interés para cualquier universidad que se precie y
posiblemente movilizaría a los servicios secretos de medio mundo.
Informando: http://elarcadelmisterio.blogspot.com/
Fuente:
despiertaalfuturo
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