La muerte negra, también llamada “la gran mortandad” diezmó la población de Europa en el siglo XIV. Actualmente, los científicos sospechan que esta primer pandemia mundial podría haber sido una fiebre hemorrágica, aunque el término plaga se continúa utilizando.
Aquí en OjoCientífico ya hemos hablado de la peste negra, una de las pandemias más terribles.
No es exagerado decir que la peste, producida por la bacteria Yersinia Pestis, es un arma biológica de categoría A. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la peste es una zoonosis que circula entre animales pequeños y sus pulgas.
Qué es la peste
Su transmisión entre animales y humanos se da por la picadura de pulgas infectadas, contacto directo, inhalación o, más raramente, por la ingestión de materiales infecciosos.
La peste humana puede ser muy grave, con una tasa de letalidad del 30% al 60% si no se trata a tiempo. La enfermedad puede manifestarse de tres formas, dependiendo de la vía de infección:
Peste bubónica
Se debe a la picadura de pulgas infectadas. El bacilo inoculado a través de la piel por la picadura se desplaza por el sistema linfático hasta el ganglio más cercano, donde se multiplica rápidamente, produciendo su inflamación.El ganglio linfático inflamado, denominado bubón, es muy doloroso y en la fase avanzada de la infección puede abrirse a la piel y supurar.
Peste septicémica
Puede producirse cuando la infección se disemina directamente a través de la sangre, sin que existan bubones evidentes o más frecuentemente en las fases avanzadas de la peste bubónica, en las que también hay Y. pestis en la sangre.Peste neumónica
Es la más virulenta, pero también la menos frecuente. Suele deberse a la diseminación secundaria de una infección bubónica avanzada. La peste neumónica primaria suele deberse a la inhalación de aerosoles de gotículas infectivas y puede transmitirse de persona a persona sin la intervención de pulgas ni otros animales.En ausencia de tratamiento, la peste neumónica tiene una tasa de letalidad muy elevada.
Bacteria Yersinia PestisLas víctimas de la peste, tanto muertos como vivos, han servido históricamente como armas biológicas. Una epidemia de peste se produjo en 1940 en China después de un ataque japonés que consistía en dejar caer sacos de pulgas infectadas de los aviones.
Hoy en día, los expertos suponen que se podría usar como un aerosol, lo que resultaría en casos de peste neumónica. Sin embargo, todavía es posible realizar ataques a base de insectos infectados debido a su bajo costo.
Aunque no existe una vacuna, la tasa de mortalidad baja a un 5% si se recibe tratamiento médico. Como la enfermedad aún se encuentra naturalmente en todo el mundo, las cepas de la bacteria son relativamente fáciles de conseguir.
Un arma biológica no tiene la necesidad de contar con una tasa de mortalidad alta para tener
éxito. Con que sólo genere pánico entre la población es suficiente.
Informando: http://elarcadelmisterio.blogspot.com/
Fuente: ojocientifico
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