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martes, 31 de enero de 2012

El caso del Cavo Valdés, (encuentro OVNI)


Armando Valdés Garrido (Fotografía de Carmen Porter / Cuarto Milenio)


Por Percy Taira
El caso del Cabo Valdés es uno de los más conocidos y populares de Sudamérica relacionado con el fenómeno ovni. Todo comenzó una madrugada del domingo 25 de abril de 1977 cuando una patrulla militar de ocho hombres, liderada por el cabo Armando Valdés e integrada por los soldados Humberto Rojas, Iván Robles, Germán Riquelme, Raúl Salinas, Pedro Rosales, Juan Reyes y Julio E. Rojas, se encontraban realizando labores de vigilancia y de cuidado de unos 400 caballos de guerra en un lugar situado en la en la Pampa de Lluscuma, a unos 300 kilómetros de la ciudad de Arica y cerca de la localidad de Putre en Chile.
Esa madrugada, uno de los soldados, Pedro Rojas, avisó al cabo Valdés y a sus compañeros que estaba divisando algo extraño: una luz se estaba desplazando en el cielo de aquella pampa y se disponía a descender cerca del campamento militar. Los soldados oyen la advertencia de su compañero y efectivamente, pueden observar aquella luz que parece descender del cielo.
Según el cabo Valdés, aquella luz era “parecido a una estrella” pero con la particularidad que parecía incrementar su luminosidad y volumen como si se estuviera acercando a los soldados. Toda la patrulla observa el hecho y confirma que aquella extraña luz desciende y parece posarse sobre la cima de uno de los cerros cercanos al campamento.
En ese momento, de aquella luz, se desprende otra luz que desciende rápidamente y se posa a unos 500 metros frente a la patrulla. Según el testimonio de Armando Valdés, aquella luz era blanca con un color violáceo en el medio, ovalada con un contorno bien definido y de unos 25 metros de diámetro. Aquella luminosidad, cuenta Valdés, iluminó todo el sector, tanto que los caballos que estaban en el campamento comenzaron a alborotarse y a juntarse al lado opuesto de aquella luz como si estuvieran asustados.
Un paso a lo inexplicable
Ante esta situación, el cabo Valdés, da un grito pidiendo que aquello, sea lo que fuera, se identifique, al no obtener respuesta, vuelve a dar otro grito, pero esta vez, basado en sus convicciones religiosas y viéndose en una situación tan extraña, pide “en nombre de Dios” que aquello se identifique, pero tampoco obtuvo respuesta. Fue entonces cuando el miedo se apoderó del grupo. Valdés relata que en ese momento se sintió agobiado, como si algo le traspasara el cuerpo, una sensación que también sintieron los demás soldados. Fue entonces cuando el cabo Valdés le pidió a todos sus compañeros que se tomaran del brazo, como una forma de hacer fuerza común ante aquello que ya sentía como algo peligroso.
La luz se mantenía estática, pero esta vez, muestra dos luces rojas a los lados. Toda la patrulla ve este cambio de luces y el cabo Valdés siente que puede ser algo que podría identificar, algo de este mundo, algún vehículo de cualquier tipo: un avión, una ambulancia, lo que fuere.  Fue entonces cuando Valdés se separa del grupo, y comienza a avanzar para acercarse y ver de qué tipo de objeto se trataba.
Según comentan los soldados fue en ese momento cuando el cabo Valdés desapareció.
El caso de la abducción
Los solados señalan que el cabo desapareció unos 15 minutos, luego, lo vieron aparecer como si viniera de la nada, algunos, como Raúl Salinas, dicen que lo vieron caer del cielo como un “bulto”. Armando Valdés tenía la mirada perdida, con los ojos idos. Uno de los solados incluso le golpea en el rostro para que reaccionara. Fue entonces cuando el cabo Valdés dice una frase sumamente extraña, como si estuviera poseído por algo: “Ustedes nunca sabrán quienes somos, de dónde venimos, pero volveremos”.
Los solados luego relatarían que sucedieron dos hechos extraños más: el cabo Valdés aparece con la barba crecida como de varios días, pese a que ese día, recién se había afeitado, y segundo, el calendario del reloj de pulsera de Valdés, señalaba el día 30 de abril, es decir, estaba adelantado cinco días.
El ocultamiento
Luego de estos acontecimientos, a la 6 de la mañana de ese mismo 25 de abril, el cabo Valdés baja al pueblo de Putre, y allí se encuentra con el profesor Pedro Araneda quien graba por primera vez el testimonio de lo que vivieron aquellos hombres en esa pampa. La noticia entonces salta a la prensa y se vuelve en un hecho noticioso a nivel mundial, algo que preocupó al ejército chileno del gobierno de Augusto Pinochet.
Es así como comienza la historia de ocultamiento de este caso. Los soldados fueron interrogados y luego del interrogatorio, fueron separados de tal manera que luego de aquel acontecimiento, ninguno volvió a saber de la vida de ninguno de sus compañeros durante años. Además, se comenzaron a incautar aquellas pruebas o registros que pudieron explicar en ese entonces el hecho como el reloj del cabo Valdés que fue confiscado por las fuerzas armadas de Chile. Al final, esta historia se silenció como secreto militar hasta hace pocos años cuando varios de los protagonistas de este hecho comenzaron a salir a la luz pública para contar aquella vivencia extraordinaria.
La explicación
En todo este tiempo, desde aquel año 77, se ha intentado dar algunas explicaciones de lo que pudo ocurrir aquella madrugada en ese campamento militar chileno. Se ha dicho que aquellos soldados fueron parte de un experimento militar sobre el miedo, otros, que los soldados entraron en una etapa de confusión y que confundieron vehículos terrestres con lo inexplicable. Hay quienes simplemente dicen que  aquellos hombres tuvieron un período de locura o período de alucinación conjunta.
Por su parte, el cabo Valdés, en una entrevista dada en el 2009 al programa español Cuarto Milenio, consideró que aquello era “algo que tenía fuerza, vida y tal vez inteligencia”, y en cuanto a la frase que dijo momentos después de aparecer frente a sus soldados, comentó: que “es como un mensaje de ultratumba, yo quiero entender que este ente me manipuló para decir eso. Si bien no sabemos de dónde vienen, pero van a volver”.

Para mayores datos, les dejo una entrevista realizada en Arica el 18 de mayo de 1977, es decir, a pocos días de ocurrida la experiencia con aquella luz por el periodista Pablo Honorato. En la que cuenta qué fue lo que vio, y qué cree que era esta extraña presencia.


Fuente:  http://expedienteoculto

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