Por Percy Taira
El caso del Cabo Valdés es uno
de los más conocidos y populares de Sudamérica relacionado con el fenómeno
ovni. Todo comenzó una madrugada del domingo 25 de abril de 1977 cuando una
patrulla militar de ocho hombres, liderada por el cabo Armando Valdés e
integrada por los soldados Humberto Rojas, Iván Robles, Germán Riquelme, Raúl Salinas, Pedro Rosales, Juan Reyes y Julio
E. Rojas, se encontraban realizando labores de vigilancia y de cuidado de unos 400
caballos de guerra en un lugar situado en la en la Pampa de Lluscuma, a unos
300 kilómetros de la ciudad de Arica y cerca de la localidad de Putre en Chile.
Esa madrugada, uno de los
soldados, Pedro Rojas, avisó al cabo Valdés y a sus compañeros que estaba
divisando algo extraño: una luz se estaba desplazando en el cielo de aquella
pampa y se disponía a descender cerca del campamento militar. Los soldados oyen
la advertencia de su compañero y efectivamente, pueden observar aquella luz que
parece descender del cielo.
Según el cabo Valdés, aquella
luz era “parecido a una estrella” pero con la particularidad que parecía
incrementar su luminosidad y volumen como si se estuviera acercando a los
soldados. Toda la patrulla observa el hecho y confirma que aquella extraña luz
desciende y parece posarse sobre la cima de uno de los cerros cercanos al
campamento.
En ese momento, de aquella luz,
se desprende otra luz que desciende rápidamente y se posa a unos 500 metros
frente a la patrulla. Según el testimonio de Armando Valdés, aquella luz era
blanca con un color violáceo en el medio, ovalada con un contorno bien definido
y de unos 25 metros de diámetro. Aquella luminosidad, cuenta Valdés, iluminó
todo el sector, tanto que los caballos que estaban en el campamento comenzaron
a alborotarse y a juntarse al lado opuesto de aquella luz como si estuvieran
asustados.
Un paso a lo inexplicable
Ante esta situación, el cabo Valdés,
da un grito pidiendo que aquello, sea lo que fuera, se identifique, al no
obtener respuesta, vuelve a dar otro grito, pero esta vez, basado en sus
convicciones religiosas y viéndose en una situación tan extraña, pide “en
nombre de Dios” que aquello se identifique, pero tampoco obtuvo respuesta. Fue entonces
cuando el miedo se apoderó del grupo. Valdés relata que en ese momento se
sintió agobiado, como si algo le traspasara el cuerpo, una sensación que
también sintieron los demás soldados. Fue entonces cuando el cabo Valdés le
pidió a todos sus compañeros que se tomaran del brazo, como una forma de hacer
fuerza común ante aquello que ya sentía como algo peligroso.
La luz se mantenía estática,
pero esta vez, muestra dos luces rojas a los lados. Toda la patrulla ve este
cambio de luces y el cabo Valdés siente que puede ser algo que podría
identificar, algo de este mundo, algún vehículo de cualquier tipo: un avión,
una ambulancia, lo que fuere. Fue
entonces cuando Valdés se separa del grupo, y comienza a avanzar para acercarse
y ver de qué tipo de objeto se trataba.
Según comentan los soldados
fue en ese momento cuando el cabo Valdés desapareció.
El caso de la abducción
Los solados señalan que el
cabo desapareció unos 15 minutos, luego, lo vieron aparecer como si viniera de
la nada, algunos, como Raúl Salinas, dicen que lo vieron caer del cielo como un
“bulto”. Armando Valdés tenía la mirada perdida, con los ojos idos. Uno de los
solados incluso le golpea en el rostro para que reaccionara. Fue entonces
cuando el cabo Valdés dice una frase sumamente extraña, como si estuviera
poseído por algo: “Ustedes nunca sabrán quienes somos, de dónde venimos, pero
volveremos”.
Los solados luego relatarían
que sucedieron dos hechos extraños más: el cabo Valdés aparece con la barba
crecida como de varios días, pese a que ese día, recién se había afeitado, y
segundo, el calendario del reloj de pulsera de Valdés, señalaba el día 30 de
abril, es decir, estaba adelantado cinco días.
El ocultamiento
Luego de estos
acontecimientos, a la 6 de la mañana de ese mismo 25 de abril, el cabo Valdés baja
al pueblo de Putre, y allí se encuentra con el profesor Pedro Araneda quien graba
por primera vez el testimonio de lo que vivieron aquellos hombres en esa pampa.
La noticia entonces salta a la prensa y se vuelve en un hecho noticioso a nivel
mundial, algo que preocupó al ejército chileno del gobierno de Augusto Pinochet.
Es así como comienza la
historia de ocultamiento de este caso. Los soldados fueron interrogados y luego
del interrogatorio, fueron separados de tal manera que luego de aquel
acontecimiento, ninguno volvió a saber de la vida de ninguno de sus compañeros
durante años. Además, se comenzaron a incautar aquellas pruebas o registros que
pudieron explicar en ese entonces el hecho como el reloj del cabo Valdés que fue
confiscado por las fuerzas armadas de Chile. Al final, esta historia se
silenció como secreto militar hasta hace pocos años cuando varios de los
protagonistas de este hecho comenzaron a salir a la luz pública para contar
aquella vivencia extraordinaria.
La explicación
En todo este tiempo, desde
aquel año 77, se ha intentado dar algunas explicaciones de lo que pudo ocurrir
aquella madrugada en ese campamento militar chileno. Se ha dicho que aquellos
soldados fueron parte de un experimento militar sobre el miedo, otros, que los
soldados entraron en una etapa de confusión y que confundieron vehículos
terrestres con lo inexplicable. Hay quienes simplemente dicen que aquellos hombres tuvieron un período de locura
o período de alucinación conjunta.
Para mayores datos, les dejo una entrevista realizada en Arica el 18 de mayo de 1977, es decir, a pocos días de ocurrida la experiencia con aquella luz por el periodista Pablo Honorato. En la que cuenta qué fue lo que vio, y qué cree que era esta extraña presencia.
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