Si
hasta ahora no nos ha quedado nada claro el cuándo, cómo y quién
construyó la Gran Pirámide, el tratar de hablar de para qué uso se
destinó, resulta totalmente gratuito por faltarnos las referencias
suficientes que nos puedan dar alguna pista medianamente fiable.
Existe
una larga lista de posibles aplicaciones, aunque la que prevalece, como
no podía ser de otra manera, es la de su utilización como monumento
funerario o como teoría más atrevida entre los círculos oficiales, la de
Para investigadores como Pedro Guirao, la Gran Pirámide fue diseñada
según los principios de la Geometría Hermética de Hermes-Toth. Constaría
de una parte energética positiva y de otra negativa para facilitar la
comunicación entre nuestra dimensión y otras.estar destinada a ritos y
celebraciones religiosas de carácter especial.
A nosotros particularmente se nos antoja un tanto difícil y extraño, el paso de una pomposa comitiva de sacerdotes medio arrastras por los tortuosos pasajes y galerías que recorren la Gran Pirámide, pasillos de un metro de ancho y poco más de altura, no resultan los más apropiados para ningún tipo de rito o celebración.
Incluso el paso del difunto faraón por estos exiguos corredores se
aproxima más a una película de los hermanos Marx que a cualquier
ceremonia que podamos imaginarnos, pongamos por ejemplo, en el grandioso
Templo de Karnak.
Con la técnica y perfección demostrada por los arquitectos egipcios,
¿qué más les hubiera dado hacer las galerías de mayor tamaño, más
acordes con la grandeza de su faraón o de los dioses a los que
adoraban?.
Nada
de lo realizado en la Gran Pirámide parece escapar a un diseño
premeditado por parte de sus constructores. Alineaciones y medidas
parecen estar milimétricamente dispuestas, obedeciendo a un plan maestro
totalmente desconocido para nosotros.
Si los antiguos egipcios eran capaces de mover moles de 800 toneladas,
¿qué dificultad habrían tenido en hacer pasajes más holgados y solemnes
para el paso de sus comitivas funerarias o religiosas?. ¿Por qué la Gran
Galería tiene una altura desproporcionada respecto al resto de los
pasajes?.
Y LOS MUERTOS, ¿DÓNDE ESTÁN?
Esta pregunta nos la tenemos que plantear por la sencilla razón de que
jamás se ha encontrado ningún difunto en el interior de una Pirámide. La
solución a esta incógnita ha sido siempre resuelta culpando a los
ladrones de tumbas, que no sólo robaban las joyas y demás riquezas, sino
que extraían el cadáver para ultrajar su memoria.
Esta teoría no deja de tener gran parte de lógica. Son muchos los años
transcurridos para haber dado la oportunidad a diferentes generaciones
de ladrones y saqueadores de barrer con todas las riquezas depositadas
en el interior de tumbas y pirámides. Ahora bien, como toda teoría tiene
un pero.
Al igual que ha habido tumbas que han sido descubiertas intactas, sin
señal alguna de saqueo, como sería el famoso caso de la Tumba de
Tutankhamón en el Valle de los Reyes, también han aparecido pirámides en
las mismas condiciones de inviolabilidad.
Para otros investigadores, como es el caso de Alan F. Alford, la Gran
Pirámide no es más que un gigantesco generador energético a modo de
central nuclear.
SEKHEMJET, OTRA PIEZA QUE NO ENCAJA
, fue uno de los últimos faraones de la III Dinastía, que siguiendo la
moda impuesta por Zoser, hizo construir su pirámide en la necrópolis de
Sakkara, allá por el año 2.600 a.C. Se desconoce exactamente si llegó a
finalizar la estructura completa de la pirámide o bien si ésta fue
reutilizada posteriormente por sus sucesores, sirviendo sus bloques para
nuevas construcciones.
El caso es que la cámara funeraria subterránea quedó en el más completo de los olvidos durante miles de años hasta que
Sarcófago de Sekhemjet
en
1.951, el arqueólogo Zakaria Goneim descubrió entre los cascotes de la
pirámide, la puerta de entrada. Para poder acceder a la cámara
funeraria, fueron necesarios casi tres años de limpiezas de escombros
acumulados en el corredor de bajada, lo que nos dará una idea de la
dificultad que hubieran encontrado posibles ladrones.
La flor y nata de la egiptología, política, medios de comunicación y
curiosos, se dieron cita el día 8 de marzo de 1.954, para poder ver por
fin el cadáver de un faraón en el interior de una pirámide, la prueba
definitiva con la que callar de una vez por todas a aquellos "intrusos" y
"alucinados", que habían osado poner en duda las afirmaciones de la
egiptología oficial.
El
mismísimo señor Ministro de Cultura de Egipto, tuvo el honor de dar el
último mazazo sobre el muro que daba acceso a la cámara funeraria, donde
se encontró un imponente sarcófago de alabastro rodeado de joyas y
otros restos del ajuar funerario, y un sorprendente ramo de flores, que
aún marchitas por el paso de miles de años, yacían sobre la parte
superior del féretro.
El perfecto estado del sarcófago, realizado en un sola pieza de un gran
grosor, con una puerta corredera, provoco retrasar la operación de
apertura de éste, hasta el 26 de julio. Este retraso aumentó más el
interés entre los medios de comunicación y la opinión pública, que
siguieron expectantes el gran acontecimiento.
En el día señalado, los más modernos equipos de conservación para
recibir a tan importante invitado de 4.600 años de antigüedad, se
quedaron mudos de sorpresa cuando el propio Zakaria Goneim, tras
introducir su cabeza en el interior del sarcófago, aseguraba
desconsolado que, no había nada ni nadie en el interior del féretro.
Posteriores análisis químicos reafirmaron categóricamente la total
ausencia de restos orgánicos. Entonces..., ¿dónde estaba el muerto?.
Y de nuevo volvemos al terreno de la especulación (¿cuántas veces van
ya?), al tratar de averiguar el verdadero uso de las pirámides, y más
concretamente el de la Gran Pirámide.
A menudo se asegura (no deja de ser una huida hacia adelante) que las
pirámides sólo eran las tumbas de las almas de los difuntos faraones, y
que sus cuerpos eran depositados en otro lugar. Parece que el sentido
pragmático de los antiguos egipcios era totalmente nulo, y que el
sustento diario les venía regalado del cielo, porque sino, no se
entiende una tumba de 2.500.000 de bloques de piedra, y la ruina de un
estado y toda una dinastía real como una y otra vez nos aseguran que
sucedió con la locura de Keops y compañía.
CONCLUSIONES
Tumba, templo, biblioteca en clave del saber humano, reactor nuclear,
baliza para naves espaciales, generador de energías desconocidas o
simple montón de piedras producto de la locura del hombre, la Gran
Pirámide, sea cual sea su función o funciones sigue constituyendo uno de
los enigmas de mayor envergadura al que el hombre se puede enfrentar.
Lo es ahora y lo fue también en tiempos de Heródoto, Diodoro de Sicilia o
Napoleón.
Su inmensa figura recortada por el cielo de la meseta de Giza, desafía
la lógica humana y se burla siglo tras siglo de todas las conclusiones
precipitadas de aquellos que tratan de amoldar sus formas e historia a
su conveniencia, conocimientos y prejuicios de cada época.
Y nosotros..., ¿no nos mojamos?, ¿no damos nuestra opinión?, ¿preferimos
seguir criticando a diestro y siniestro sin aventurarnos a formalizar
una teoría como el que más?.
Sólo podemos asegurar:
Que existen suficientes indicios que señalan a la Gran Pirámide, como la primera y más antigua pirámide de Egipto.
Que Keops no fue su constructor, por lo que su datación en la IV Dinastía es totalmente errónea.
Que su diseño, al igual que otros monumentos asociados al Antiguo
Imperio, nada tienen que ver con el resto de los existentes en Egipto, y
que denuncian el uso de unos conocimientos y una tecnología, que nos
llevan a sospechar cualquiera de los tres siguientes puntos, y que son
parte de la filosofía de organizaciones como la Ancient Astronaut
Society, fundada a mediados de los años setenta por Gene M. Phillips:
A-. Existió en la antigüedad una civilización totalmente desconocida
para nosotros, con un alto desarrollo cultural y tecnológico.
B-. Hace miles de años, la Tierra fue visitada por alguna civilización
exterior a nuestro planeta. Su paso dejo huella en distintas
civilizaciones antiguas en forma de tecnología y conocimientos que
fueron involucionando progresivamente, tras la marcha de estos
visitantes.
C-. La combinación de ambos puntos anteriores.
El uso y la utilización de la Gran Pirámide, vendrían pues determinados
por las necesidades de esta civilización desconocida y que nuestra
lógica, factor determinante para la creación de nuestros parámetros
técnicos y culturales de enjuiciamiento, no son capaces de asimilar.
Creemos pues, que sólo una revisión en toda regla de nuestra historia y
de sus enclaves arqueológicos más importantes, serían capaces de arrojar
algo de luz a nuestro pasado, y por qué no, también a nuestro futuro.
Sabemos que por infinidad de lastres religiosos, políticos, económicos y
demás intereses que nuestra sociedad mantiene, hoy por hoy, cualquier
tentativa revisionista, no deja de ser más que una utopía.
Informando: http://elarcadelmisterio.blogspot.com/
Fuente:
despiertaalfuturo
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