El escritor de ciencia ficción adelantó hace 50 años la existencia de teléfonos inteligentes o el envío de robots a Marte, pero erró en coches elevados sobre el suelo y la fusión nuclear
ABC
Hace cincuenta años, el escritor de ciencia ficción Isaac Asimov publicó un artículo en The New York Times en el que aventuraba cómo sería el mundo en 2014.
Robots, aparatos inalámbricos y teléfonos inteligentes fueron
profetizados por este bioquímico soviético nacionalizado estadounidense,
que también habló de colonias en la Luna y coches flotantes. ¿Hasta qué
punto acertó el autor de la trilogía Fundación? De las 50 ‘profecías’
que incluye su artículo, al menos el 40% no están ni siquiera cerca de
cumplirse.
Para Miquel Barceló, escritor, traductor, editor y
especialista en ciencia ficción, este género no es una buena herramienta
para pronosticar: “La ciencia ficción imagina muchos futuros, pero
estos no siempre se convierten en realidad”. Además, el escritor asegura
que “Asimov acertó y equivocó en muchas cosas, pero lo importante es el
acto de imaginar nuevos futuros”. Juzguen ustedes mismos hasta qué
punto se acercó al imaginarlo.
Los robots no serán ni muy comunes ni muy buenos en 2014, pero existirán.
Verdadero. El padre de las tres leyes de la robótica fue
cauto al hablar de la existencia de robots en el siglo XXI, pues es
cierto que existían desde antes de que Asimov escribiera su artículo. No
obstante, para encontrar un androide como Andrew Martin, el
protagonista de El hombre bicentenario que llega a ser legalmente
considerado como un humano, aún habrá que esperar. “No descarto que
tecnológicamente fuera posible, pero ¿para qué querríamos robots
humanos?”, se pregunta Fernando Broncano, catedrático de Lógica y
Filosofía de la Ciencia en la Universidad Carlos III (Madrid). El
filósofo apuesta por robots con cualidades técnicas especiales: “Somos
extremadamente ineficientes en cuestiones de control fino, justo para lo
que necesitamos a los robots”, añade.
Miquel Barceló también es escéptico: “Construir robots con
consciencia individual y del yo es complicado, ya que no sabemos
exactamente cómo nace nuestra propia consciencia”. Sin embargo, recuerda
que cada vez hay más robots en uso, como la calculadora, y que “aunque
no se haya cumplido el sueño de Alan Turing, que pensaba que en el año
2000 existirían inteligencias artificiales, cada vez nos acercamos más”,
explica.
Las
comunicaciones serán vista-oído y serás capaz de ver y oír a la persona
que llames. La pantalla se podrá usar no solo para ver a la otra
persona sino también para estudiar documentos.
Verdadero. El escritor adelantó en treinta años la
existencia de los teléfonos inteligentes, con los que, entre otras
cosas, se pueden llevar a cabo videollamadas. Quizá el comunicador de
Star Trek, que hizo su primera aparición en 1964, inspirara a Asimov a
la hora de vaticinar la existencia de teléfonos tan pequeños y
avanzados. De hecho Martin Cooper, considerado como el padre de la
telefonía móvil actual, confesó haberse inspirado en estos dispositivos
de ciencia ficción. Asimov habría quedado muy gratamente sorprendido de
poder ver un iPhone o incluso una Blackberry, pues en 1964 la telefonía
móvil se limitaba a sistemas de radio VHF/UHF vinculados a las redes de
telefonía fija, y los terminales eran tan pesados que su uso estaba
limitado a vehículos.
Las
ventanas estarán polarizadas para bloquear la luz. El grado de opacidad
del cristal podrá alterarse automáticamente según la intensidad.
Verdadero. Podemos viajar en un coche con lunas polarizadas
que protegen de la radiación solar y llevar gafas de sol que eliminan
reflejos y destellos, pero Asimov se refería a ventanas que se adaptan
por sí solas a la luz que detectan. “Estas ventanas ya son realidad”,
explica Ricardo Vergaz, miembro del Grupo de Displays y Aplicaciones
Fotónicas de la Universidad Carlos III. Se utilizan de forma
experimental en algunos edificios y aviones, y los espejos retrovisores
que se oscurecen con la luz funcionan de la misma manera.
No obstante Vergaz opina que Asimov erró al hablar de
vidrios. “El plástico es el futuro de miles de aplicaciones porque es
flexible”, asegura el ingeniero, que apuesta por ventanas todo en uno,
donde el material actúe como sensor y cambie según la luz que reciba.
Quizá en el futuro puedan fusionarse con las propiedades de la
perovskita, un mineral que se ha probado en ventanas para, además de
frenar la luz, generar electricidad en el proceso.
General Electric enseñará películas en 3D en la Feria Mundial de 2014.
Falso. Asimov se refería a cubos transparentes en cuyo
interior se verían imágenes en relieve. Aunque es cierto que el
verdadero boom del cine tridimensional no ha tenido lugar hasta el
presente siglo, las pantallas con efectos ópticos ya existían desde 1922
y Asimov las conocía.
Habrá granjas de microorganismos. Levaduras y algas estarán disponibles en muchos sabores.
Falso. Aunque existen algunos alimentos de origen
microbiológico, el profesor de biotecnología de la Universidad
Politécnica de Valencia José Miguel Mulet sostiene que “en el futuro se
mejorarán las fermentaciones y se crearán nuevos alimentos, pero no creo
que sean el alimento principal”, y recuerda que las algas se utilizan
más para medicamentos y biocombustibles que como alimento. “La
agricultura del futuro utilizará transgénicos, nanotecnología y cultivos
celulares”, afirma Mulet.
Una planta experimental de fusión nuclear ya existirá en 2014.
Falso. La investigación de la fusión nuclear con fines
civiles se inició en la década de los 50, por lo que es comprensible el
optimismo de mediados de los 60. Hoy en día el ITER que se construye en
Francia promete resultados para 2020. Quizá en seis años se pueda decir
que Asimov, con un poco de retraso, acertó. O quizá se cumpla aquel
viejo chiste que dice que “la fusión es la energía del futuro y siempre
lo será”.
La
enfermedad del aburrimiento se extenderá cada año, con consecuencias
mentales, emocionales y sociológicas. La psiquiatría será la
especialidad médica más importante en 2014.
A medias. Podría pensarse que el aburrimiento es típico en
sociedades desarrolladas con una clase media consolidada, pero Carles
Soriano, psiquiatra e investigador en el Instituto de Investigaciones
Biomédicas de Bellvitge defiende que “con la crisis el desarrollo ha
retrocedido a niveles de hace muchos años y la mayoría de gente no tiene
tiempo para estar aburrida”. Los trastornos mentales y neurológicos
afectan en el mundo a unos 700 millones de personas, según datos de la
Organización Mundial de la Salud (OMS), y la psiquiatría ha cambiado
mucho desde 1964, cuando la Operación MK Ultra, dirigida por la CIA,
intentó desarrollar técnicas de control mental.
Los aparatos de 2014 no tendrán cables, pues funcionarán con baterías de larga duración con radioisótopos.
A medias. Los dispositivos inalámbricos hoy se utilizan de
manera amplia. Respecto a las baterías nucleares, aunque ya existen y
prometen cargar el móvil para veinte años –la radiación será tan baja
que no atravesará la carcasa del móvil– no están extendidas, para
desgracia de los usuarios que ven como su smartphone se queda sin
batería a mitad de la jornada. Los curiosos pueden hacerse con una de
estas baterías del futuro por el precio de 2.000 dólares.
La tendencia será que los vehículos se eleven un par de pies sobre el suelo.
Falso. Para desgracia de los fans de Regreso al futuro, los
científicos no han podido inventar un monopatín volador como el de la
película. Está en desarrollo y funcionaría con un sistema de propulsión
de aire similar al descrito por Asimov. Sí existen, por el contrario,
trenes magnéticos de alta velocidad (maglev), como el alemán Transrapid
en Shanghai (China) y el Linimo en la prefectura japonesa de Aichi.
Mediante un gran número de imanes se consigue que el tren levite, sin
estar en contacto con nada. El aire es la única resistencia, por lo que
pueden superar los 500 km/h.
Solo naves sin tripulación habrán llegado a Marte.
Verdadero. Efectivamente, a Marte solo han llegado rovers
como Curiosity. Las agencias espaciales de Europa, Rusia y Estados
Unidos trabajan enviar misiones tripuladas al planeta rojo, pero la Nasa
ha advertido que le faltan al menos 25 años para lograrlo. Uno de los
principales problemas a los que se enfrentarían los exploradores es la
alta dosis de radiación que absorberían en el trayecto. Asimov también
acertó al adivinar las intenciones humanas de establecer una colonia en
Marte. Mars One es un proyecto holandés privado para cumplir este
objetivo en 2024, cuando enviaría a los dos primeros astronautas. Sería,
eso sí, un viaje sin billete de vuelta.
Informando: http://elarcadelmisterio.blogspot.com/
Fuente: ABC
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