Un proyecto estudia desviar rocas espaciales o eliminarlas con bombas nucleares.
España es, desde enero, uno de los seis países que investigan cómo evitar que un asteroide peligroso choque contra la Tierra.
Se trata de NEOShield,
un programa de investigación financiado por la Unión Europea con 4
millones de euros y que durante los próximos tres años y medio estudiará
diversas técnicas para desintegrar o desviar a los llamados NEO (siglas
inglesas de objeto próximo a la Tierra). Las opciones abarcan desde
construir naves lo suficientemente grandes como para desviar la roca con
su fuerza gravitatoria a reventarlas con una bomba.
"Nuestro proyecto
incluye la opción nuclear, pero sólo como último recurso", explica a
este diario Alan Harris, científico de la Agencia Espacial Alemana, que
coordina el proyecto.
"En este caso sólo
exploraremos de forma teórica cuáles serían los efectos de un impacto
nuclear cerca de un asteroide o en su superficie", detalla.
Los objetos más grandes no son la prioridad.
El meteorito que acabó
con los dinosaurios hace 65 millones de años tenía unos 12 kilómetros de
diámetro. "Si cayese algo así estaríamos condenados, pero ni siquiera
hemos detectado que existan objetos así en el entorno de la Tierra",
apunta Harris. Según las estadísticas basadas en impactos pasados, un
cataclismo así sólo sucede cada 10 millones de años.
"Nuestro proyecto incluye la opción nuclear, pero sólo como último
recurso"
El escudo europeo se centra en asteroides mucho más pequeños y frecuentes.
Se trata de cuerpos de unos 100 metros de diámetro o más y que serían capaces de destruir poblaciones del tamaño de Londres, explica el experto. "Es muy improbable" que el impacto sucediese en una ciudad,
ya que la mayor parte del globo está deshabitada o cubierta por mar,
aunque "el rápido crecimiento de la población hace que cada vez cubramos
más partes del planeta", argumenta Harris.
"La frecuencia de impacto contra la Tierra de un asteroide de alrededor
de 1 kilómetro de diámetro es en torno a un millón de años tal y como se
ha derivado de los diferentes programas de seguimiento de NEOs", explica Josep Maria Trigo, investigador del Instituto de Ciencias del Espacio (CSIC-IEEC) .
Don Quijote
No es la primera vez que Europa planea misiones así. Su intento más
reciente fue el proyecto Don Quijote, impulsado por el Agencia Espacial
Europea y desarrollado, entre otras, por la empresa española Deimos. Su
objetivo era mandar un satélite de reconocimiento llamado Sancho y luego
otro de impacto para desviar la roca que se llamaba Hidalgo.
El proyecto quedó olvidado
en el desván por falta de fondos, aunque podría resucitar en parte, ya
que Deimos es una de las 12 instituciones de España, Francia, Alemania,
Reino Unido, EEUU y Rusia que desarrollarán NEOShield.
El programa no construirá ningún dispositivo de defensa aún , pero sí estudiará impactos con aire comprimido
a velocidades "muy superiores a las de una bala", explica Harris. Estas
prácticas de tiro se realizarán en centros de Alemania y Reino Unido y
usarán los diferentes minerales que componen los distintos tipos de
asteroides. "Después los resultados se aumentarán de escala con
ordenadores que simularán el comportamiento del asteroide durante un impacto real", concluye Harris.
Los fondos dedicados a
NEOShield no permiten desarrollar un futuro escudo, solo planearlo. Sin
embargo, la apuesta de la UE ha sido muy bien recibida por las empresas
del sector, ya que es "la primera vez que se aportan fondos para un
proyecto así", explicaron ayer fuentes de Astrium.
La compañía aeroespacial europea será una de las 12 entidades públicas y privadas
que lleven a cabo el proyecto. Para poner en marcha un escudo real hará
falta una nueva inversión"de unos 300 millones de euros", según fuentes
de la compañía.
Fuente: sabiens
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