Una de las tumbas, en la
que una caja de madera con dos personas fueron encontradas con sus
caballos fuera. Los cadáveres fueron enterrados con sus mejores ropas y
armas (puñales, hachas de bronce y arco y flechas). También pusieron
láminas de oro alrededor de su cabeza y un plato de comida. Xavier
Jordana -Instituto Catalán de Paleontología.
Investigadores españoles
descubrieron en los genes de los cuerpos enterrados en las cumbres
Altai de la parte de Mongolia, que las primeras evidencias de cruces
entre asiáticos y europeos se dieron en esta zona en la edad de Hierro.
El equipo postula que
una migración de los orientales que habitaban el lado este de las
cumbres Altai, hacia Europa, donde habitaban los escitas europeos, hizo
que estos adoptaran algunas de sus costumbres al volver.
Los investigadores
descubrieron en el lado este de la cordillera, cuerpos humanos de la
edad de Bronce, entre los siglos XX a VII a. C. y de la edad de Hierro,
entre los siglos VII a II a. C., y solo en estos últimos, se evidenció
un cruce genético, entre asiáticos y escitas europeos.
La Cordillera del Asia
central, el Altai, ocupa territorios de Rusia y Kazajistán en el oeste y
de Mongolia y China en la cara este y siempre se la consideró una
barrera importante para que las poblaciones de ambos lados convivieran y
se mezclaran, “así permanecieron diferenciadas durante milenios: la
europea en la parte occidental y la asiática al este”, señala el
informe.
“Los resultados
obtenidos muestran que la población de la Edad de Hierro,
correspondiente al período escita del Altai, tenían una mezcla perfecta,
del 50%, de linajes o secuencias de ADN mitocondrial europeos y
asiáticos”, señalaron los investigadores.
“Es un dato importante,
ya que las poblaciones anteriores (en la edad de Bronce) no muestran
mezcla de estos linajes; el ADN de las tumbas localizadas en Rusia y
Kazajstán pertenece a linajes europeos, mientras que los de la parte del
este, en Mongolia muestran linajes asiáticos”, aclara el estudio.
El nuevo descubrimiento
“aporta luz nueva sobre cuándo y cómo se produjo esta mezcla genética
euroasiática” , explica el informe desarrollado por la Universidad
Autónoma de Barcelona (UAB), en conjunto con el Instituto Catalán de
Paleontología Miquel Crusafont y del Instituto de Biología Evolutiva
(UPF-CSIC).
Los científicos del
laboratorio de paleogenética analizaron en los cuerpos encontrados, el
ADN mitocondrial, extraído de huesos y dientes. Mediante este ADN
mitocondrial, que se transmite por vía materna, siguieron el rastro de
los antepasados.
Los cuerpos
correspondieron a 19 esqueletos de los siglos XX a VII a. C., población
de la Edad del Bronce, y del período entre los siglos VII a II a. C.,
edad de Hierro.
Las tumbas habían sido
localizadas hace siete años en una investigación en la que se
descubrieron esqueletos de guerreros escitas, lo que supuso la primera
evidencia de esta cultura en el este asiático.
Estudios anteriores
permitieron demostrar que los escitas se expandieron desde el occidente y
fueron la primera gran población con mezcla europea y asiática, “pero
sólo se habían analizado poblaciones de las estepas euroasiáticas de la
parte occidental, lo que sugería que esta mezcla se debió a migraciones
de población europea hacia el este”.
Sin embargo, ahora los
científicos españoles postulan que se produjo una “expansión demográfica
de la población local de Asia Central, favorecida por las mejoras
tecnológicas que la cultura escita”.
Las excavaciones de la
tumbas de Altai de Mongolia se realizaron en tres campañas de un
proyecto europeo entre los años 2005 a 2007 con la participación de
investigadores de la UAB en conjunto con investigadores franceses y
mongoles.
Informando: http://elarcadelmisterio.blogspot.com/
Fuente: sabiens
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