Podía ser una prueba de vida y se creía en abundancia, pero nuevos datos del rover Curiosity demuestran que, en realidad, la presencia de este gas en el Planeta rojo es insignificante
NASA
La presencia de metano en Marte ha
supuesto un rompecabezas para los científicos desde que el gas fuera
detectado por primera vez hace ya una década. Grandes cantidades de este
hidrocarburo parecían estar liberándose a la atmósfera del planeta, un
fenómeno que bien podría estar provocado por procesos geológicos pero, y
esto es lo que lo hacía tan emocionante, también biológicos. Quizás nos
encontrábamos ante la primera señal de la existencia de vida marciana, una vida que podría sobrevivir bajo la superficie. Sin embargo, los últimos datos del Curiosity, el rover de la NASA que recorre la superficie de Marte desde agosto de 2012, niegan la mayor.
El vehículo explorador, dotado con el instrumento más
sensible para realizar las mediciones de metano, ha revelado que las
cantidades existentes son prácticamente residuales.
Apenas hay y, siendo tan escasas, las posibilidades de que sean
producidas por un organismo microbiano que habite el subsuelo son muy
reducidas. La hipótesis, tan excitante como controvertida, comienza a
desplomarse como un castillo de naipes.
Durante la última década, las observaciones de columnas de
gas en la atmósfera marciana fueron realizadas con telescopios desde la
Tierra o desde satélites en órbita. Los científicos barajaban que el
metano podía haber llegado a Marte en meteoros que impactaron contra la
superficie del planeta, ser el resultado de procesos químicos no
biológicos o el fruto de organismos vivos (como la mayoría del metano en
la atmósfera de la Tierra, que procede de la acción de bacterias en el
tracto digestivo de rumiantes como las vacas). Incluso se especuló con
la posibilidad de que balsas de vida podrían encontrarse en tres lugares
cerca del ecuador marciano.
Seis veces menos
Ahora, un equipo dirigido por Christopher Webster, del
Instituto Tecnológico de California y el Laboratorio de Propulsión a
Chorro (JPL) de la NASA, ambos en Pasadena, han analizado mediciones
directas hechas por un instrumento del rover, el Espectómetro Láser
Sintonizable, que rastrea muestras de aire y busca la firma química del
metano. Y los resultados, que se publican en la revista Science esta
semana, son decepcionantes. Nada de grandes columnas ni nubes. Según
los datos, la mayor cantidad de metano que podría existir actualmente en
la atmósfera marciana solo es 1,3 partes de mil millones en volumen.
Esta medición es alrededor de seis veces más baja que estimaciones
previas, y reduce en gran medida las posibilidades de la producción microbiana de metano en Marte.
También constriñe la cantidad de metano que podría haber sido producida
geológicamente en el planeta o importada por otro objeto como un
meteorito, según los investigadores.
No es la primera vez que el Curiosity se afana en buscar metano sin resultado. El pasado año, cuatro intentos acabaron
también con las manos vacías, apenas unas pobres muestras. Qué pudo
provocar la aparición de las grandes cantidades de metano encontradas
anteriormente en el planeta sigue siendo una incógnita. Quizás las
primeras mediciones estaban desacertadas o, quizás, esas nubes fueron
destruidas por otros gases o desaparecieron por una razón desconocida.
Eso sí, la escasa presencia de metano no significa que no pueda existir vida marciana, aunque las pistas para dar con ella deberán ser, posiblemente, otras.
Informando: http://elarcadelmisterio.blogspot.com/
Fuente: ABC
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