
TREPANACION CRANEAL :
CIRUGIA DE MOMIAS EGIPCIA Y MESOPOTAMICA AL TIBET Y LOS MAYAS
Las técnicas más primitivas de raspado se reconocen fácilmente por la
presencia de cortes paralelos y perpendiculares en el hueso que forman
un cuadrado óseo. Se realizaban con cuchillos o sierras.
La Trepanación
Trepanacion es la perforación de un hueso, se usa comúnmente para los
orificios hecho en el cráneo. La trepanación es una escisión mediante
cirugía de un fragmento de hueso del cráneo en forma de disco, para
llegar al interior de la cavidad craneal.
Las indicaciones más comunes son los traumatismos craneales, en los
cuales se produde una hemorragia interna que pone en peligro el cerebro y
la estirpacion de tumores cerebrales. Se supone que en la antigüedad se
empleaba la trepanación para tratamiento de dolores de cabeza y de la
epilepsia. Los instrumentos usados mas frecuentes son de corte:
cuchillos, sierras, tumis, de percusión: escoplos y martillos o
perforadores.
No nos es difícil comprender atendiendo a la importancia de la parte de
nuestra anatomía donde se produce la escisión, la delicadeza y la
precisión con la que debe llevarse a cabo dicha operación. Podríamos
suponer que a estas alturas de la medicina, con tantos y tan destacados
avances en cirugía de los que estamos siendo testigos, la trepanación no
produjese más problemas que otro tipo de intervención más o menos
delicada.
Sin embargo lo que seguro nos sorprendería es saber que es concretamente
la trepanación la intervención quirúrgica más antigua de la que se
tiene constancia.
Para descubrir la primera trepanación de la que se tiene constancia,
deberíamos remontarnos mucho antes de lo que la lógica puede hacernos
creer. Los cráneos trepanados mas antiguos que se conocen de la época
Mesolitica fueron hallados por Gorhman en Ukrania (1966). Las
excavaciones de Vasilyevica II tienen una antigüedad de 8.020 a 7.620
años En la época neolítica el cráneo de Ensin en Alsacia con dos
defectos parcialmente cicatrizados tienen una cronografía de 5.100
+/-155 años
Es difícil de creer pero es cierto. Hasta nosotros han llegado vestigios
del pasado, en forma de fósiles de cráneos del neolítico con evidencias
claras de haber sufrido una trepanación. Ya el hombre en aquellos
tiempos oscuros demostraba su osadia, atreviéndose a abrir una de las
cavidades más importantes del ser humano, la que protege el cerebro.
Imaginarnos como se llevaría a cabo esta escalofriante operación en un
poblado neolítico, sin medidas higiénicas, sin las anestesias actuales,
sin la maquinaria de un quirófano, es capaz de erizarle la piel al más
osado. Y así a todo, había pacientes que se ponían en manos de
primitivos médicos para que les libraran, posiblemente de terribles
dolores de cabeza.
Aunque para recrear las escenas sucedidas en el neolítico tenemos
obligatoriamente que echar mano de toda nuestra fantasía, para hacernos
una idea de las llevadas a cabo en el antiguo Egipto disponemos de más
datos que los investigadores han conseguido arrancarle al pasado.
Aun se conservan algunos trépanos de entonces. Eran estos los
instrumentos que se utilizaban para cortar el hueso craneal. En la
actualidad el fragmento óseo que se extrae vuelve a ocupar su lugar una
vez terminada la intervención, aunque se puede sustituir con otros
materiales, como metales o cementos especiales. Evidentemente esto era
impensable en el antiguo Egipto. Los fragmentos extraídos eran
conservados como amuletos religiosos y alguno de esos discos de hueso
colgaban de los cuellos de los Egipcios.
Sin
duda presenciar una trepanación faraónica debía resultar estremecedor.
Durante un tiempo era costumbre entre los faraones, ser trepanados antes
de morir. Era la misión del médico de la corte. En él recaía tan
importante tarea. Cuando el hálito de vida del Dios de carne y hueso que
era el faraón, llegaba a su ocaso, era el momento de llevar a cabo la
intervención quirúrgica.
Hoy en día los orificios son tapados, pero inicialmente no era así.
El faraón ya estaba listo para pasar a la otra vida, solo esperaba que
le abrieran una brecha en su cavidad craneana. Hay teorías que explican
esta costumbre diciendo que se pensaba que su alma abandonaría mejor el
cuerpo.
Por fortuna el paciente se hallaba ya inconsciente. El trépano y el
médico estaban preparados. Solo faltaba el hemostático. Tendría que
apresurarse sino quería que la ira de la familia del faraón le obligara a
pasar a la otra vida al tiempo que su amo.
Y es que al contrario de lo que podamos pensar el hemostático era un ser humano.
Hoy día cuando tenemos problemas de coagulación sanguínea y por ejemplo,
nos disponemos a ir al dentista, es normal que nos receten algún
medicamento que responde al mismo nombre, hemostático, hemo de sangre y
estático de detener. Exactamente ese es el efecto que se busca con la
administración de este medicamento: detener el flujo sanguíneo.
En la operación en el antiguo Egipto que estamos presenciando, la
cuantiosa pérdida de sangre que una trepanación debía producir, estaba
solucionada a la llegada del curioso hemostático. Posiblemente sus
rasgos físicos correspondieran al de cualquier compatriota de la época,
aunque su dignidad y su distinción, eran heredadas de padres a hijos.
Según las creencias de la época su sola presencia en el gabinete
preparado para la operación, era suficiente para detener la hemorragia.
El puesto de hemostático del faraón se heredada pues en aquel tiempo se
consideraba que la virtud de detener el flujo de la sangre se perpetuaba
de una generación a otra dentro de la misma familia.
Aunque se tiene constancia de la existencia de los antiguos
hemostáticos, hasta el momento no existe ninguna evidencia científica,
ni explicación sensata, a este curioso fenómeno.
Una vez este importante personaje estaba presente, podía comenzar la
operación. Si la trepanación tenía como fin extirpar un tumor cerebral,
el primer paso era localizarlo lo más exactamente posible. Para ello el
médico se valía de un modernísimo mazo, muy parecido a los que hoy día
se utilizan en la cocina. Golpeaba lentamente y con precisión el cráneo
del paciente. Cuando este emitía un alarido de dolor, ya no cabía duda,
acababa de localizar el tumor. Solo le restaba utilizar el trépano para
cortar el hueso y alcanzar el cerebro. Una vez el tumor estuviese a la
vista, sencillamente se cortaba y se sacaba. Después se limpiaba la
herida y se encomendaba el éxito de la intervención a los dioses
egipcios.
Así terminaba la trepanación. A veces con un cadáver en la mesa de
operaciones pero otras muchas el paciente se recuperaba y volvía a su
vida normal.
Las trepanaciones que salvaron la vida del paciente se pueden reconocer
por la evidencia de regeneración ósea, que indicaba la supervivencia del
sujeto después de la intervención. Con el microscopio electrónico se
puede identificar el tipo de instrumento usado: madera, piedra o metal
por los residuos que dejan los instrumentos en el hueso.
Hallan cráneos trepanados de 1000 años de antigüedad en Perú

Los entierros datan del Período comprendido entre el 1,000-1,250 d.C.,
un tiempo de gran agitación tras el colapso del Imperio Wari.
Según el Bioarqueólogo Danielle Kurin, durante cerca de 400 años, o sea,
desde el 600 hasta el 1000 d.C., el área de trabajo – lugar donde
residieron los Andahuaylas – estaba viviendo un periodo próspero dentro
de un imperio enigmático conocido como Wari. “Por razones aún
desconocidas, el imperio se derrumbó repentinamente y el colapso de la
civilización trajo multitud de problemas”.
“Pero es precisamente en momentos de colapso donde se aprecia la
resistencia y arrojo de la gente que vivía aquí”, continua Kurin. “De la
misma manera que los nuevos tipos de heridas de bala de la Guerra Civil
dieron lugar al desarrollo de mejores cascos, este pueblo en el Perú
hizo lo mismo empleando trepanación para hacer frente a nuevos retos
como la violencia, las enfermedades y la depravación hace 1.000 años“.
Se observó que los agujeros fueron perforados por encima o al lado de
fracturas preexistentes en el 44% de los casos, y la cifra puede ser
baja debido a que la trepanación podía ocultar fácilmente la evidencia
de los traumatismos. De ello se puede inferir que los tiempos de
conflicto verían importantes avances en cirugía craneal, simplemente
porque hay más heridas a tratar.
Eso no quiere decir que los traumatismos cerrados fuesen la única
condición para realizar la trepanación. Cualquier afección craneal,
infecciones o la hinchazón de un dolor de cabeza persistente podrían
haberse abordado a través de la cirugía de la perforación del cráneo.
No todo el mundo era un candidato, sin embargo. Hubo un tabú cultural en
Andahuaylas contra trepanar los cráneos de las mujeres y los niños. De
hecho, de los 32 cráneos encontrados, 25 eran masculinos y sólo tres
femeninos (hay cuatro adultos cuyo sexo no se pudo establecer.)
El equipo de Kurin encontró una variedad de diferentes técnicas de
trepanación: raspado, corte y perforación. En algunos casos se les
administró post-mortem y son claramente experimentos, al igual que los
estudios de cadáveres en las escuelas de medicina de hoy.
“Como Bioarqueólogos, podemos decir que se estaban experimentando con
los cuerpos recién muertos, ya que podemos medir la ubicación y
profundidad de los agujeros que hay“, apuntaba Kurin. “Por ejemplo, en
uno de los cráneos había agujeros de diferentes profundidades, lo que
corrobora que se estaba experimentando con ese cráneo”.
Un cráneo momificado ofreció una buena oportunidad para conocer los
tratamientos. Se trata de un caso en el que se aprecia una trepanación
en la que se utilizó la técnica de raspado en la parte posterior derecha
del hueso parietal que se encontraba en el proceso de curación en el
momento de la muerte.
Esta área no tiene el pelo largo, a diferencia del resto del cuero
cabelludo y en el microscopio se ve un corte limpio: el corte está en un
área asociada con el dolor de la migraña. No hay crecimiento óseo
posterior a la cirugía, así que o bien el paciente no sobrevivió a la
cirugía o era un experimento post-mortem.
Sin embargo, se han encontrado los restos de una sustancia oscura sobre
el taladro, un lodo espeso con una huella digital incrustada en él. Los
arqueólogos creen que puede ser los restos de una cataplasma a base de
hierbas.
El grupo de cráneos que ya ha demostrado ser un tesoro de información,
es la colección más grande y contextualizada de cráneos trepanados del
mundo.
El Bioarqueólogo quiso añadir valor a este hallazgo mostrando dos ideas
extraídas de la investigación: “Estos pueblos antiguos no pueden hablar
con nosotros directamente, pero sí nos dan información que nos permite
reconstruir algunos aspectos de sus vidas y sus muertes, e incluso lo
que ocurrió después de sus muertes. Es importante destacar que no hay
que mirar a una situación de colapso como el comienzo de una ‘edad
oscura’, sino más bien como una época que engendra resistencia y fomenta
impresionante innovación dentro de la población“.
Informando: http://elarcadelmisterio.blogspot.com/
Fuente:
despiertaalfuturo
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