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lunes, 10 de febrero de 2014

Trepanación: Cirugia craneal Maya y Egipcia

 
 
TREPANACION CRANEAL :

CIRUGIA DE MOMIAS EGIPCIA Y MESOPOTAMICA AL TIBET Y LOS MAYA
Las técnicas más primitivas de raspado se reconocen fácilmente por la presencia de cortes paralelos y perpendiculares en el hueso que forman un cuadrado óseo. Se realizaban con cuchillos o sierras.
La Trepanación
Trepanacion es la perforación de un hueso, se usa comúnmente para los orificios hecho en el cráneo. La trepanación es una escisión mediante cirugía de un fragmento de hueso del cráneo en forma de disco, para llegar al interior de la cavidad craneal.
Las indicaciones más comunes son los traumatismos craneales, en los cuales se produde una hemorragia interna que pone en peligro el cerebro y la estirpacion de tumores cerebrales. Se supone que en la antigüedad se empleaba la trepanación para tratamiento de dolores de cabeza y de la epilepsia. Los instrumentos usados mas frecuentes son de corte: cuchillos, sierras, tumis, de percusión: escoplos y martillos o perforadores.
No nos es difícil comprender atendiendo a la importancia de la parte de nuestra anatomía donde se produce la escisión, la delicadeza y la precisión con la que debe llevarse a cabo dicha operación. Podríamos suponer que a estas alturas de la medicina, con tantos y tan destacados avances en cirugía de los que estamos siendo testigos, la trepanación no produjese más problemas que otro tipo de intervención más o menos delicada.
Sin embargo lo que seguro nos sorprendería es saber que es concretamente la trepanación la intervención quirúrgica más antigua de la que se tiene constancia.
Para descubrir la primera trepanación de la que se tiene constancia, deberíamos remontarnos mucho antes de lo que la lógica puede hacernos creer. Los cráneos trepanados mas antiguos que se conocen de la época Mesolitica fueron hallados por Gorhman en Ukrania (1966). Las excavaciones de Vasilyevica II tienen una antigüedad de 8.020 a 7.620 años En la época neolítica el cráneo de Ensin en Alsacia con dos defectos parcialmente cicatrizados tienen una cronografía de 5.100 +/-155 años
Es difícil de creer pero es cierto. Hasta nosotros han llegado vestigios del pasado, en forma de fósiles de cráneos del neolítico con evidencias claras de haber sufrido una trepanación. Ya el hombre en aquellos tiempos oscuros demostraba su osadia, atreviéndose a abrir una de las cavidades más importantes del ser humano, la que protege el cerebro.
Imaginarnos como se llevaría a cabo esta escalofriante operación en un poblado neolítico, sin medidas higiénicas, sin las anestesias actuales, sin la maquinaria de un quirófano, es capaz de erizarle la piel al más osado. Y así a todo, había pacientes que se ponían en manos de primitivos médicos para que les libraran, posiblemente de terribles dolores de cabeza.
Aunque para recrear las escenas sucedidas en el neolítico tenemos obligatoriamente que echar mano de toda nuestra fantasía, para hacernos una idea de las llevadas a cabo en el antiguo Egipto disponemos de más datos que los investigadores han conseguido arrancarle al pasado.
Aun se conservan algunos trépanos de entonces. Eran estos los instrumentos que se utilizaban para cortar el hueso craneal. En la actualidad el fragmento óseo que se extrae vuelve a ocupar su lugar una vez terminada la intervención, aunque se puede sustituir con otros materiales, como metales o cementos especiales. Evidentemente esto era impensable en el antiguo Egipto. Los fragmentos extraídos eran conservados como amuletos religiosos y alguno de esos discos de hueso colgaban de los cuellos de los Egipcios.
Sin duda presenciar una trepanación faraónica debía resultar estremecedor. Durante un tiempo era costumbre entre los faraones, ser trepanados antes de morir. Era la misión del médico de la corte. En él recaía tan importante tarea. Cuando el hálito de vida del Dios de carne y hueso que era el faraón, llegaba a su ocaso, era el momento de llevar a cabo la intervención quirúrgica.
Hoy en día los orificios son tapados, pero inicialmente no era así.
El faraón ya estaba listo para pasar a la otra vida, solo esperaba que le abrieran una brecha en su cavidad craneana. Hay teorías que explican esta costumbre diciendo que se pensaba que su alma abandonaría mejor el cuerpo.
Por fortuna el paciente se hallaba ya inconsciente. El trépano y el médico estaban preparados. Solo faltaba el hemostático. Tendría que apresurarse sino quería que la ira de la familia del faraón le obligara a pasar a la otra vida al tiempo que su amo.
Y es que al contrario de lo que podamos pensar el hemostático era un ser humano.
Hoy día cuando tenemos problemas de coagulación sanguínea y por ejemplo, nos disponemos a ir al dentista, es normal que nos receten algún medicamento que responde al mismo nombre, hemostático, hemo de sangre y estático de detener. Exactamente ese es el efecto que se busca con la administración de este medicamento: detener el flujo sanguíneo.
En la operación en el antiguo Egipto que estamos presenciando, la cuantiosa pérdida de sangre que una trepanación debía producir, estaba solucionada a la llegada del curioso hemostático. Posiblemente sus rasgos físicos correspondieran al de cualquier compatriota de la época, aunque su dignidad y su distinción, eran heredadas de padres a hijos.
Según las creencias de la época su sola presencia en el gabinete preparado para la operación, era suficiente para detener la hemorragia. El puesto de hemostático del faraón se heredada pues en aquel tiempo se consideraba que la virtud de detener el flujo de la sangre se perpetuaba de una generación a otra dentro de la misma familia.
Aunque se tiene constancia de la existencia de los antiguos hemostáticos, hasta el momento no existe ninguna evidencia científica, ni explicación sensata, a este curioso fenómeno.
Una vez este importante personaje estaba presente, podía comenzar la operación. Si la trepanación tenía como fin extirpar un tumor cerebral, el primer paso era localizarlo lo más exactamente posible. Para ello el médico se valía de un modernísimo mazo, muy parecido a los que hoy día se utilizan en la cocina. Golpeaba lentamente y con precisión el cráneo del paciente. Cuando este emitía un alarido de dolor, ya no cabía duda, acababa de localizar el tumor. Solo le restaba utilizar el trépano para cortar el hueso y alcanzar el cerebro. Una vez el tumor estuviese a la vista, sencillamente se cortaba y se sacaba. Después se limpiaba la herida y se encomendaba el éxito de la intervención a los dioses egipcios.
Así terminaba la trepanación. A veces con un cadáver en la mesa de operaciones pero otras muchas el paciente se recuperaba y volvía a su vida normal.
Las trepanaciones que salvaron la vida del paciente se pueden reconocer por la evidencia de regeneración ósea, que indicaba la supervivencia del sujeto después de la intervención. Con el microscopio electrónico se puede identificar el tipo de instrumento usado: madera, piedra o metal por los residuos que dejan los instrumentos en el hueso.
Hallan cráneos trepanados de 1000 años de antigüedad en Perú
Arqueólogos que excavaban en Santa Bárbara en la parte centro-sur de la provincia andina de Andahuaylas, en Perú, han desenterrado los restos de 32 personas cuyos cráneos presentaban signos reveladores de 45 trepanaciones diferentes (técnica médica consistente en agujerear el cráneo). Nueve de los 32 tenían más de un agujero perforado o un corte en sus cráneos.
Los entierros datan del Período comprendido entre el 1,000-1,250 d.C., un tiempo de gran agitación tras el colapso del Imperio Wari.
Según el Bioarqueólogo Danielle Kurin, durante cerca de 400 años, o sea, desde el 600 hasta el 1000 d.C., el área de trabajo – lugar donde residieron los Andahuaylas – estaba viviendo un periodo próspero dentro de un imperio enigmático conocido como Wari. “Por razones aún desconocidas, el imperio se derrumbó repentinamente y el colapso de la civilización trajo multitud de problemas”.
“Pero es precisamente en momentos de colapso donde se aprecia la resistencia y arrojo de la gente que vivía aquí”, continua Kurin. “De la misma manera que los nuevos tipos de heridas de bala de la Guerra Civil dieron lugar al desarrollo de mejores cascos, este pueblo en el Perú hizo lo mismo empleando trepanación para hacer frente a nuevos retos como la violencia, las enfermedades y la depravación hace 1.000 años“.
Se observó que los agujeros fueron perforados por encima o al lado de fracturas preexistentes en el 44% de los casos, y la cifra puede ser baja debido a que la trepanación podía ocultar fácilmente la evidencia de los traumatismos. De ello se puede inferir que los tiempos de conflicto verían importantes avances en cirugía craneal, simplemente porque hay más heridas a tratar.
Eso no quiere decir que los traumatismos cerrados fuesen la única condición para realizar la trepanación. Cualquier afección craneal, infecciones o la hinchazón de un dolor de cabeza persistente podrían haberse abordado a través de la cirugía de la perforación del cráneo.
No todo el mundo era un candidato, sin embargo. Hubo un tabú cultural en Andahuaylas contra trepanar los cráneos de las mujeres y los niños. De hecho, de los 32 cráneos encontrados, 25 eran masculinos y sólo tres femeninos (hay cuatro adultos cuyo sexo no se pudo establecer.)
El equipo de Kurin encontró una variedad de diferentes técnicas de trepanación: raspado, corte y perforación. En algunos casos se les administró post-mortem y son claramente experimentos, al igual que los estudios de cadáveres en las escuelas de medicina de hoy.
“Como Bioarqueólogos, podemos decir que se estaban experimentando con los cuerpos recién muertos, ya que podemos medir la ubicación y profundidad de los agujeros que hay“, apuntaba Kurin. “Por ejemplo, en uno de los cráneos había agujeros de diferentes profundidades, lo que corrobora que se estaba experimentando con ese cráneo”.
Un cráneo momificado ofreció una buena oportunidad para conocer los tratamientos. Se trata de un caso en el que se aprecia una trepanación en la que se utilizó la técnica de raspado en la parte posterior derecha del hueso parietal que se encontraba en el proceso de curación en el momento de la muerte.
Esta área no tiene el pelo largo, a diferencia del resto del cuero cabelludo y en el microscopio se ve un corte limpio: el corte está en un área asociada con el dolor de la migraña. No hay crecimiento óseo posterior a la cirugía, así que o bien el paciente no sobrevivió a la cirugía o era un experimento post-mortem.
Sin embargo, se han encontrado los restos de una sustancia oscura sobre el taladro, un lodo espeso con una huella digital incrustada en él. Los arqueólogos creen que puede ser los restos de una cataplasma a base de hierbas.
El grupo de cráneos que ya ha demostrado ser un tesoro de información, es la colección más grande y contextualizada de cráneos trepanados del mundo.
El Bioarqueólogo quiso añadir valor a este hallazgo mostrando dos ideas extraídas de la investigación: “Estos pueblos antiguos no pueden hablar con nosotros directamente, pero sí nos dan información que nos permite reconstruir algunos aspectos de sus vidas y sus muertes, e incluso lo que ocurrió después de sus muertes. Es importante destacar que no hay que mirar a una situación de colapso como el comienzo de una ‘edad oscura’, sino más bien como una época que engendra resistencia y fomenta impresionante innovación dentro de la población“.
 
 
 
Fuente:    despiertaalfuturo

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