Una especie japonesa se defiende de los avispones con una increíble técnica que consiste en rodear en masa a su enemigo hasta cocerlo
Universidad de Tokio
Las
abejas de la miel japonesas utilizan una estrategia defensiva eficaz,
única y absolutamente espectacular. Cuando se sienten atacadas por un
avispón invasor, forman una auténtica bola viviente y rodean a su enemigo hasta asfixiarlo, incapaz de soportar el calor. Literalmente, se cuece.
La imagen resulta estremecedora. Ahora, los científicos han descubierto
cuál es la actividad neuronal en el cerebro de las abejas cuando se
organizan entre todas para montar su arma secreta. Precisamente, creen
que esta altísima actividad cerebral es lo que permite a estos insectos generar su asesino calor constante. La investigación aparece publicada en PLoS ONE.
Los
comportamientos contra los depredadores resultan fundamentales para la
mayoría de los animales, explican los investigadores de la Universidad
de Tokio en su estudio. Sin embargo, las bases neuronales de esa
actividad resultan desconocidas. Por lo general, las abejas utilizan sus
aguijones para defenderse de sus enemigos, pero la abeja japonesa (Apis
cerna japonica) emplea una estrategia diferente para luchar contra su
mayor adversario, el avispón, que consiste en rodearle con un abrazo masivo, matándolo de calor.
La abeja europea (A. mellifera ligüística) no es capaz de organizarse
de esta forma, y sus colonias muchas veces son destruidas por las
avispas.
A 46 grados
Para
provocar que las abejas se pusieran furiosas y formaran su bola mortal,
los científicos colocaron un avispón en el extremo de un cable y lo
situaron cerca de la entrada de una colmena. Cuando las abejas rodearon
al invasor, los investigadores separaron a algunas de las obreras y
analizaron sus pequeños cerebros. Los científicos trazaron un mapa de
las regiones activas del cerebro y observaron que los centros superiores
cerebrales de la abeja japonesa (conocidos como cuerpos fungiformes),
eran más activos cuando se ponían a la tarea de asfixiar a la avispa.
El equipo cree que esta región del cerebro puede modular la vibración de los músculos de vuelo, que es lo que genera este calor. De esta manera, las abejas pueden mantener una temperatura en la bola de unos 46º C,
necesaria para poder matar a su enemigo. Si la temperatura fuera
inferior, la avispa no moriría, y si fuera superior, no solo moriría
ella, sino también las propias abejas.
Informando: http://elarcadelmisterio.blogspot.com/
Fuente: ABC
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