El misterio acerca de cómo funciona la
audición selectiva -cómo la gente puede sintonizar con un solo emisor
mientras se desconecta de un ambiente concurrido y ruidoso- ha sido
resuelto por un estudio publicado esta semana en la revista 'Nature',
llevado a cabo por dos científicos de la Universidad de California, en
San Francisco (UCSF).
Los psicólogos conocen, desde hace décadas, el llamado efecto
"fiesta de cocktail", un nombre que evoca la época de los 'Mad Men', en
la que se acuñó. Se trata de la notable capacidad humana para centrarse
en un solo emisor, en prácticamente cualquier entorno -como un salón de
clases, un evento deportivo, o un café-bar- incluso si la voz de esa
persona se encuentra, aparentemente, ahogada por el ruido.
Para entender cómo funciona la audición selectiva en el cerebro,
el neurocirujano de la UCSF, Edward Chang, miembro del Departamento de
Cirugía Neurológica y del Centro Keck de Neurociencia Integrativa; y
Nima Mesgarani, también de la UCSF, trabajaron con tres pacientes que se
encontraban sometidos a cirugía cerebral para la epilepsia severa.
Parte de esta cirugía consiste en determinar con precisión las partes
del cerebro responsables de la desactivación de las convulsiones; los
científicos encuentran estos lugares mediante el mapeo de la actividad
del cerebro, durante una semana, mediante una fina lámina de hasta 256
electrodos, que se coloca debajo del cráneo en la superficie externa del
cerebro -estos electrodos registran la actividad del lóbulo temporal
-el hogar de la corteza auditiva. "La combinación de grabaciones
cerebrales de alta resolución, y los potentes algoritmos de
decodificación, nos brindan una nueva experiencia subjetiva de la
mente", afirma Chang.
En los experimentos, los pacientes escucharon dos muestras de
habla reproducidas al mismo tiempo, en las que diferentes frases eran
pronunciadas por distintos locutores. Posteriormente, se les pidió que
identificaran las palabras de uno de los dos emisores.
Sorprendentemente, los autores observaron que las respuestas neuronales
en la corteza auditiva sólo reflejaban las del orador que los pacientes
identificaban como su objetivo. El algoritmo de decodificación pudo
predecir qué emisor, e incluso qué palabras específicas, estaba
escuchando el sujeto, en base a los patrones neuronales. En otras
palabras, se podría decir que la atención del oyente desvió al otro
emisor.
"El algoritmo funcionó tan bien que pudimos predecir, no sólo las
respuestas correctas, sino también cuándo los participantes prestaban
atención a la palabra equivocada", concluye Chang.
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