Titán, Titanic
por F.B.
'The Wreck of the Titan' o 'Futility' (que acaba de editar en España
Nórdica Libros) es el título de un libro que escribió Morgan Robertson
en el que se cuenta la historia de un transatlántico, el más grande y
lujoso de la época, que se hunde después de chocar con un iceberg en el
Atlántico Norte en su viaje inaugural entre Nueva York y Southampton.
El Titán de Robertson
solo disponía de 24 botes salvavidas que apenas tenían cabida para menos
de la mitad de las 2.500 personas, pasajeros y tripulación, que iban a
bordo, y entre las que se encontraban algunas de las grandes fortunas
del planeta y una importante representación de lo más selecto de la alta
sociedad inglesa y estadounidense.
Todo esto nos parecería
un guión nada original sobre el hundimiento del Titanic, si no fuera
porque Robertson escribió 'The Wreck of the Titan' en 1898, es decir: 14
años antes de que el 15 de abril de 1912 el Titanic, el transatlántico
más grande y lujoso de la época, se hundiera en su viaje inaugural entre
Southampton y Nueva York tras haber chocado con un iceberg en el
Atlántico Norte.
Las similitudes entre uno y otro barco van más allá de lo que pueda imaginarse.
Como ya hemos dicho
ambos naufragaron en su viaje inaugural; ambos fueron calificados por
sus constructores como insumergibles e indestructibles; ambos tenían un
tamaño muy parecido: 267 metros el real y 244 metros el imaginario; los
dos portaban tres hélices y dos mástiles; en ambos casos también se
había utilizado en su construcción un sistema de compartimentos estancos
semejante; los dos emprendieron su primer y único viaje en abril; el
Titanic tenía 20 botes salvavidas por 24 del Titán y en ambos casos su
capacidad apenas servía para acoger a la mitad del pasaje; el primero
golpeó con el iceberg cuando viajaba a una velocidad de 23 nudos,
mientras que el segundo lo hizo a 25; ambos se hundieron aproximadamente
600 kilómetros al sur de Terranova.
También existían, todo
hay que contarlo, algunas diferencias entre las dos tragedias,
fundamentalmente tres: el Titanic golpeó el iceberg en perfectas
condiciones de navegación, mientras que el Titán lo hizo en condiciones
climatológicas adversas; en el primero se salvaron 711 personas y en el
segundo apenas 13; el barco real navegaba de Europa a Estados Unidos,
mientras que el literario lo hacía en sentido inverso.
Robertson se educó en
una época en la que el Reino Unido controlaba una cuarta parte del mundo
y le embargaba un cierto desdén yanqui hacia los británicos del
Imperio, de los que no se fiaba en absoluto. Eso se traduce en su novela
de forma bastante clara.
Para el autor, que
escribía en las postrimerías de la era victoriana, el insumergible Titán
es un símbolo de orgullo desmedido y, al igual que en el Titanic,
quedan patentes las divisiones sociales tanto de finales del siglo XIX
como de principios del XX.
«'The Wreck of the Titan' es más que una curiosidad —escribió el editor
Simon Hewitt en 1998 cuando Simon & Schuster reeditó el libro
coincidiendo con su centenario— y en cuanto a su asombrosa premonición
del Titanic, nadie puede decir a ciencia cierta si se trata de una
extraña serie de coincidencias o si lo que actuó ahí fue algo mucho más
enigmático».
No es la del Titán
Titanic, la única premonición de la literatura de este autor. También
escribió otra novela titulada 'Más allá del espectro' en la que
pronosticó una futura guerra entre Estados Unidos y Japón, que
arrancaría con un ataque marino por sorpresa de los asiáticos a
instalaciones norteamericanas. Sería otro guión escasamente original de
lo sucedido en Pearl Harbor, si no fuera porque se escribió 27 años
antes, en 1914, un año antes de morir por sobredosis de protiodide,
yoduro de mercurio.
El cuerpo de Morgan
Robertson se encontró delante de una ventana abierta por la que,
presumiblemente, estuvo mirando al mar hasta que sus ojos se cerraron
definitivamente
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