Nuevos datos de la sonda Cassini confirman que Febe, satélite de Saturno, puede ser un remanente de la formación del Sistema Solar que se originó en el cinturón de Kuiper
NASA/JPL
Febe,
la luna plagada de cráteres más grande de Saturno, puede ser una
auténtica «oveja negra». Hace algunos años, los científicos descubrieron
que este satélite natural no se originó en el momento de la formación
del planeta, sino que fue atrapado por su gravedad y probablemente llegó desde el cinturón de Kuiper,
un enjambre de rocas heladas más allá de Neptuno. Ahora, los
investigadores que estudian los datos obtenidos por la sonda Cassini de
la NASA confirman estas sospechas. Febe
(o Phoebe, en inglés) puede tener más en común con otros planetas que
con cualquiera de sus numerosas hermanas que giran alrededor del gigante
gaseoso. Los hallazgos aparecen en la edición de abril de la revista
Icarus.
Los
científicos echaron el primer vistazo de cerca a Febe cuando la Cassini
comenzó a explorar el sistema de Saturno en 2004. Analizando los datos
de los múltiples instrumentos de la nave, encontraron que Febe es lo que
se llama un «planetesimal», un remanente de los bloques de construcción planetaria, un resto de la formación del Sistema Solar, con su propia historia antes de ser «adoptado» por la extensa familia de Saturno.
«A
diferencia de los organismos primitivos, como los cometas, Febe parece
haber evolucionado activamente durante un tiempo antes de estancarse»,
explica Julie Castillo Rogez, del Laboratorio de Propulsión a Chorro
(JPL) de la NASA, en Pasadena, California. Las imágenes de la Cassini
sugieren que Febe se originó en el Cinturón de Kuiper,
la lejana región de antiguos cuerpos helados y rocosos más allá de la
órbita de Neptuno. Los datos muestran que, al principio, Febe era
esférica y caliente, y que tenía un corazón rocoso y denso. Su densidad
media es aproximadamente la misma que Plutón, otro objeto del Cinturón
de Kuiper.
Caliente, porosa y esférica
Los
análisis indican que Febe nació en los primeros 3 millones de años del
nacimiento del sistema solar, lo que se produjo hace 4,5 millones de
años. La luna pudo haber sido originalmente porosa, pero parece que se
colapsó sobre sí misma a medida que se calentaba. «A partir de imágenes
de la Cassini, pudimos ver que Febe se inició con una forma casi
esférica, en lugar de con una forma irregular después más suavizada por
los impactos», dice el coautor del estudio Peter Thomas, miembro del
equipo de Cassini.
Febe
probablemente se mantuvo caliente durante decenas de millones de años
antes de su congelación. El estudio sugiere que el calor también habría
permitido a la luna albergar agua líquida en
algún momento. Varios cientos de millones de años después de que Febe
se enfriara, la luna se desvió hacia el interior del sistema solar.
Entonces fue capturada por la gravedad de Saturno, cuando de alguna
manera se acercaba al planeta gigante.
Más de 60 lunas se encuentran en la órbita de Saturno, variando drásticamente en forma, tamaño, antigüedad y origen. Con la ayuda de observatorios terrestres y las cámaras de la Cassini, los científicos continúan la búsqueda de nuevas lunas.
Informando: http://elarcadelmisterio.blogspot.com/
Fuente: ABC
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