¿Qué pudo fallar? ¿Cómo se iba guiando? ¿Qué sensaciones pudo tener al saltar? Repasamos las dudas vinculadas a este hito
afp
«Cuando uno está de pie en la cima del mundo, se es demasiado humilde como para pensar acerca de los récords». Estas fueron las palabras de Felix Baumgartner tras conocer que había batido tres de cuatro de los récords que se había propuesto con su misión, que, además, también ha roto esquemas en lo que a datos de audiencia y seguimiento en Internet se refiere.
Ahora solo falta que lo que ha logrado Baumgartner sea
homologado por la Federación Internacional de Aeronáutica –algo que se
espera que se produzca las próximas semanas– mientras que el resto de la
humanidad retenemos las imágenes históricas que nos ha dejado su hazaña.
Con todo, un día después de este hito, hay muchos interrogantes que
aún se escapan para todos aquellos que no sean expertos en la materia.
Por eso hemos querido profundizar en este asunto para comprender cómo se
ha logrado, qué es lo que podría haber fallado… y cada uno de los
detalles que rodean a este espectacular salto de la mano de dos
profesores, Javier Burguete, de Física y Matemática aplicada de la Universidad de Navarra, y José L. Ayala, de la Universidad Complutense de Madrid.
¿Cómo acertó Baumgartner el punto exacto dónde debía aterrizar?
«En este caso no se trataba tanto del sitio donde aterrizar como del área en el que debía hacerlo.
Tenía con él un equipo que hizo un seguimiento muy preciso y de cada
instante, lo que facilitó que, como vimos, en menos de 20 segundos ya
hubiera un helicóptero en la zona a la que llegó. Conforme iba subiendo
se marcaba la velocidad del globo a la que se movía. Durante la caída
fue igual, se hizo un seguimiento continuado. Él tenía un cierto margen
de maniobra para controlar sus movimientos aunque no excesivo hasta que
abrió el paracaídas», explica Burguete.
¿Cómo se guió en su descenso?
«No tenía muchas posibilidades de guiarse por sí mismo. Era un aprendizaje a tiempo real en
el que lo que sí que tenía era unos parámetros de seguridad y detrás de
él estaba su equipo, que era el que iba guiando», explica Burguete. «Ha
estado guiado desde tierra, mediante un sistema de posicionamiento similar a un Gps», añade por su parte Ayala.
¿Por qué no consiguió batir el récord de caída libre?
«Como ha batido el récord de velocidad, ha tardado menos
tiempo. Hay que tener en cuenta que superó una velocidad muy por encima
de la que tenía prevista, luego tardó menos aún», explica Burguete, algo
que Ayala matiza al apuntar que en este caso concreto, como la
velocidad no podía alterarla ya que la «densidad de la estratosfera es
la que es», podría haberlo logrado si aumentara la distancia desde la
que saltó para tardar más en abrir el paracaídas.
¿Qué récords sí ha batido?
«Ha batido tres récords mundiales:
es el primer hombre capaz de superar la barrera del sonido en caída
libre (1.342 km/h), la distancia más larga superada en caída libre
(38.900 metros) y se ha convertido en el piloto que más alto ha subido a
bordo de un globo tripulado (39.045 metros)», explica Burguete.
¿Qué sensaciones pudo tener Baumgartner durante la caída?
«Varias. Si estaba con los ojos abiertos, la desorientación
es de las que más fácilmente pudo tener. Pero además una rotación muy
rápida puede provocar aceleraciones que impidan que la sangre llegue a
la cabeza. Si se pierde la visión periférica se puede llegar a perder el sentido, algo para que también llevaba muchos medios automáticos que pudieran ayudarle en tal caso», describe Burguete.
¿Qué podía haber fallado?
Una cosa tan simple como un golpe contra la cabina en el momento de saltar podría haber echado todo por la borda. Si el golpe hubiera sido muy fuerte se podría haber perdido la presurización
y generar que se produzca un descontrol completo. Sin embargo, tal y
como iba preparado, el mayor riesgo era el de su propio cuerpo, si sería
capaz o no de resistir y de no perder el conocimiento, caso en el que
al menos el paracaídas a partir de determinada posición se habría
abierto automáticamente para al menos minimizar el impacto», asegura
Burguete.
¿Cómo era el paracaídas? No debía de ser normal…
«El paracaídas tiene que aguantar una temperatura adicional por
el rozamiento con la atmósfera, por tanto es más resistente a la
temperatura. Además, la velocidad que debe frenar es mayor que en un
salto convencional», explica Ayala.
No parecía cansado al llegar a tierra, ¿un esfuerzo así no debe agotar al ser humano, o realmente él no hizo el esfuerzo?
Creo que el esfuerzo mayor que hizo fue el del estrés psicológico al que
tuvo que someterse. Hubo que esperar a que las condiciones
climatológicas fueran las adecuadas y todos vimos a este hombre sentado
en la cabina esperando con los ojos cerrados, completamente concentrado y
siendo consciente de que en cualquier momento la misión se podía
abortar. Por otro lado, no le dio tiempo a que el «subidón» tremendo de
adrenalina que tuvo que tener le bajara cuando todos lo vimos. Puede que
unas horas más tarde le bajara y le saliera todo el cansancio propio
del esfuerzo. También es probable que haya sufrido daño en el cuello o
en alguna articulación tras un salto así.
¿Por qué tirarte boca abajo aumenta la velocidad?
Es la posición de mayor equilibrio,
como cuando nos tiramos de cabeza en la piscina. También es la posición
en la que se ofrece menor resistencia al viento, de hecho, cuando se
quiere frenar la velocidad se tiende a poner el cuerpo perpendicular.
Informando: http://elarcadelmisterio.blogspot.com/
Fuente: ABC
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