Un equipo internacional de científicos ha calculado por primera vez el radio de un agujero negro, una zona del cosmos a la que nada puede escapar
Avery E. Broderick
Los agujeros negros,
regiones del espacio donde la fuerza de la gravedad es tan fuerte que
nada, ni siquiera la luz, puede escapar, son uno de los mayores
misterios de la astronomía. En realidad, nadie ha visto jamás
directamente uno de estos puntos de no retorno -la primera fotografía de
uno de ellos se espera con impaciencia- pero su existencia se deduce de
los poderosos efectos que causan en su entorno. De esa forma, sabemos
que estos pozos cósmicos pueden ser miles de millones de veces más
masivos que nuestro Sol y que residen en el corazón de la mayoría de las
galaxias. Y ahora conocemos una cosa más gracias a un equipo
internacional de investigadores, dirigido por el Observatorio Haystack
del Instituto Tecnológico de Massachussetts (MIT), que ha medido por primera vez el radio de un agujero negro situado
en el centro de una galaxia distante. Se trata de la distancia más
cercana a la que la materia puede acercarse ante de ser
irremediablemente devorada por el agujero. El estudio aparece publicado
en la revista Science.
El resplandor de la materia
Para
conseguir realizar esta medición, los científicos unieron antenas de
radio de Hawai, Arizona y California para crear un conjunto de
telescopios llamado «Event Horizon Telescope» (EHT), que puede ver detalles 2.000 veces más pequeños que el telescopio espacial Hubble. Las antenas fueron dirigidas hacia la galaxia M87,
situada a 50 millones de años luz de la Vía Láctea, donde reside un
agujero negro 6.000 millones de veces más masivo que nuestro Sol. El equipo observó el resplandor de la materia cerca del borde del agujero negro, lo que se conoce como el «horizonte de sucesos».
«Una
vez que los objetos caen a través del horizonte de sucesos, están
perdidos para siempre», dice Shep Doeleman, director asistente en el
Observatorio Haystack del MIT e investigador del Observatorio
Astrofísico Smithsoniano. «Es una puerta de salida de nuestro universo.
Puedes traspasar esa puerta, pero no puedes regresar».
Los
agujeros negros supermasivos son los objetos más extremos predichos por
la teoría de la gravedad de Albert Einstein. En ellos, explica
Doeleman, «la gravedad se vuelve completamente loca y aplasta una enorme
masa en un espacio increíblemente reducido». En el borde de un agujero
negro, la fuerza gravitatoria es tan fuerte que tira de todo lo que pasa
por sus alrededores. Sin embargo, no todo lo que puede cruzar el
horizonte de sucesos se mete en el agujero negro. El resultado es un «atasco de tráfico cósmico», en el que el gas y el polvo se acumulan, creando una capa de materia conocida como disco de acreción.
Este disco orbita el agujero negro a casi la velocidad de la luz,
alimentándolo con una dieta constante de material sobrecalentado. Con el
tiempo, este disco puede provocar que el agujero negro gire en la misma
dirección que el material en órbita.
Chorros poderosos
Atrapados
en este flujo en espiral quedan también campos magnéticos que aceleran
el material caliente y cuyo resultado se cree que es el chorro lanzado por el agujero negro,
que sale disparado a través de la galaxia extendiéndose por cientos de
miles de años luz. Estos chorros pueden influir en muchos procesos
galácticos, incluyendo la rapidez con la que se forman las estrellas.
El equipo utilizó una técnica llamada interferometría de base muy larga, o VLBI,
que vincula los datos de antenas de radio ubicadas a miles de
kilómetros de distancia. Las señales de las diferentes antenas, en
conjunto, crea un «telescopio virtual» con el poder de resolución de un
solo telescopio tan grande como el espacio entre las distintas antenas.
La técnica permite a los científicos ver los detalles extremadamente
precisos en galaxias lejanas.
De esta forma, Doeleman y su equipo midieron la órbita más interior del disco de acreción, que resultó ser solo 5,5 veces el tamaño del horizonte de sucesos del agujero negro.
El equipo planea expandir su conjunto de telescopios, añadiendo antenas
de radio en Chile, Europa, México, Groenlandia y la Antártida, con el
fin de obtener imágenes aún más detalladas de los agujeros negros en el futuro.
Informando: http://elarcadelmisterio.blogspot.com/
Fuente: ABC
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