Hoy día no sólo sabemos eso con certeza, sino que tenemos datos
concretos de los EBEs vivos que durante un tiempo han sido prisioneros
de militares de los Estados Unidos. Pero vayamos con orden.
En cuanto a ovnis caídos, hay libros enteros dedicados al tema, y en
concreto el lector podrá ver el titulado «El Incidente» (Plaza y Janés),
escrito por el buen amigo y veterano investigador de estos temas
Charles Berlitz, con la colaboración de William Moore.
Noticias de platillos volantes estrellados han ido apareciendo
sucesivamente en los periódicos del mundo a lo largo de los años, pero a
los pocos días todo caía en el olvido y no se le daba seguimiento como
sería lógico esperar. La mano de las autoridades trabajaba desde las
sombras, y eso a pesar de la libertad de prensa y demás alardes de
objetividad informativa.
Yo mismo fui testigo de cómo un platillo caído en el estado de Puebla,
México, en el año 1976, y del que aparecieron fotos borrosas en el
diario «La Prensa», fue escamoteado al conocimiento del público.
El ejército rodeó el lugar impidiendo el paso a todos los que intentamos
acercarnos a lo que en la lejanía semejaba un silo dé metal inclinado y
hundido en la tierra. Nuestras indagaciones entre altos oficiales del
ejército y del gobierno fueron completamente inútiles. Allí no había
pasado nada, a pesar de lo que decían los campesinos que habían sido
testigos del suceso.
Estas súbitas apariciones del ejército en lugares relacionados con
actividad de ovnis han sido frecuentísimas. A finales de 1987 unidades
del ejército de los Estados Unidos rodearon un área en el suroeste de la
isla de Puerto Rico donde se habían estado produciendo durante meses
extraños temblores de tierra, uno de los cuales produjo una considerable
grieta.
Los habitantes de la región de Lajas se alarmaron tanto que comenzaron a
abandonar sus casas, teniendo el alcalde que hacer venir a un
científico de la Universidad a dictar una conferencia para
tranquilizarlos. Al mismo tiempo se veían en la zona acotada misteriosas
luces y un ir y venir de helicópteros transportando a hombres vestidos
de color naranja, según decían, «de la NASA». Cuando el ejército se
retiró, todos los que nos tomamos el trabajo de ir hasta el apartado
lugar pudimos ver las ya clásicas huellas circulares de otros
aterrizajes.
Según leemos en un informe que nos facilitó la investigadora Mónica Williams:
«Hay historias increíbles sobre el traslado de platillos estrellados.
Para guardarlos hubo que llevarlos a veces a grandes distancias,
viajando sólo durante la noche, comprando viejas haciendas, avanzando a
través de bosques, bloqueando carreteras principales, llevando a veces
dos y tres plataformas unidas y con una carga "extraterrestre" de 30
metros de diámetros. Uno de los platillos era tan enorme y los problemas
logísticos de transporte tan grandes, que tuvo que ser enterrado en el
mismo sitio en que se estrelló y aún permanece allí hoy día.»
La caída de los ovnis de Roswell y Aztec tuvo mucha importancia, porque
desde el principio se tuvo evidencia incuestionable de que las
autoridades militares mentían descaradamente en sus intenciones acerca
de los ovnis. Por otro lado, nos puso en la pista de que alguna cosa
grave había detrás de todo el fenómeno cuando tan celosa y a veces tan
drásticamente se ocultaba algo que en sí no parecía tener tanta
importancia y no había por qué ocultarlo tan desesperadamente.
Tendrían que pasar años para que descubriésemos el porqué del secreto y
del nerviosismo de las autoridades: en el ovni de Roswell no sólo iban
varios «grises», sino que descubrieron también cuerpos humanos y, lo que
es peor, cuerpos desmembrados y no por el impacto de la caída. Se pudo
llegar a la certeza de que ya habían comenzado a «procesarlos» en la
misma aeronave de camino a su base.
De aquel hecho las autoridades dedujeron cuál era el fin de las
desapariciones de personas y sobre todo de ganado, y ello las llevó a
echar sobre todo lo relativo a los ovnis un cerrojo que han logrado
mantener hasta nuestros días.
Pero prescindamos ahora de las caídas de ovnis y ocupémonos de sus
tripulantes, ya que si importante es el aparato por su tecnología, mucho
más importante es quien lo tripula y quien en definitiva lo ha
construido.
Uno de los grandes pecados que los «ufólogos serios y científicos»
cometen es el de estar todavía demasiado atentos a los vehículos,
dudando si son o no son, y tratando de catalogarlos de alguna manera, y
no prestarle casi ninguna atención a sus tripulantes, «porque eso es
todavía más difícil de probar». Mientras buscan con sus binoculares a
los ovnis en el cielo, los que los conducen ya hace rato que se han
bajado de ellos y se les han metido en casa.
Dejemos, pues, a los científicos y «ufólogos» en sus dudas y veamos qué es lo que sabemos de los EBEs vivos y muertos.
Entre los investigadores del fenómeno ovni hace pocos años que circulan
varias fotos de EBEs muertos en el suelo tras el estrellamiento de un
ovni. Lo malo es que las fotos son extremadamente borrosas debido a que
muy probablemente han sido copiadas subrepticiamente de los archivos en
que están guardadas muy en secreto y re-copiadas muchas veces hasta que
llegaron a poder de los que se atrevieron a reproducirlas. Una de las
más conocidas y claras es la que publicamos en estas páginas.
Los rumores acerca de los cuerpos de EBEs muertos en poder de los
militares de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos, circulan entre
los ovnílogos desde hace muchos años. Ha habido autores que han
investigado concienzuda y tenazmente este hecho, llegando a señalar
bases concretas donde los tenían, siendo una de las que desde siempre
han levantado más sospechas la de Wright Patterson, en Dayton, Estado de
Ohio. En la actualidad sabemos con certeza que allí se guardaron por un
tiempo los restos de varios ovnis caídos.
La razón de que estuviesen en esta base es que allí la Fuerza Aérea tiene sus mejores laboratorios:
el «Aero Propulsión Laboratory»
el «Avionics Laboratory»
el «Dynamics Laboratory»
el «6770 Aerospace Medical Research Laboratory» (en el que se investigan
nuevas técnicas para la conservación de la vida, además de todo lo
relacionado con toxicología, ingeniería biológica y «entornos no
normales») y, por fin, está también allí el «Materials Laboratory», que
tanto puede aprender de cualquier ovni caído
Por supuesto, los militares, en este tipo de noticias, se han mostrado
siempre herméticos o lo han negado todo, pero hoy ya no podemos creer lo
que en este particular nos digan, porque a lo largo de los años los
hemos cogido en muchas mentiras.
Hoy conocemos la existencia de por lo menos tres EBEs, capturados vivos
tras dos estrellamientos, aunque dos de ellos murieron al poco tiempo de
caer en poder de los militares de la Fuerza Aérea, muy probablemente
debido al impacto de la caída. Pero del EBE 3 —que así es como los
mismos militares lo designan en sus papeles secretos— vivió muchos
meses, y algún investigador llegó a mantener una larga conversación con
el sargento que lo cuidaba (que hoy está ya retirado con un rango
mayor).
Según él, el extraterrestre era de pocas palabras y no hablaba si no se
le preguntaba, Y no contestaba si la pregunta no le interesaba. Vivió
bastantes meses siempre bajo el cuidado de la misma persona, a la que
llegó a profesar afecto, a pesar de que este tipo de EBEs están en gran
parte desprovistos de capacidad afectiva. El lugar en que estaba
confinado es denominado en clave bajo el nombre YY-II de la Fuerza
Aérea, y según se cree tiene fuertes defensas electromagnéticas —los
EBEs son muy sensibles a estas energías— para evitar que pudiera huir u
otros EBEs lo pudieran rescatar.
Para evitar caer en generalidades, reproduciré uno de esos documentos
que poco a poco se han ido deslizando subrepticiamente a lo largo de los
años, de los secretos anaqueles de la CIA y de la FA, y que llegó a mis
manos gracias a un fiel amigo puertorriqueño, Carlos Gutiérrez,
incansable escudriñador de cuanto documento interesante se le puede
escapar a la NASA o a cualquier otra agencia gubernamental implicada en
el estudio del espacio y de los ovnis.
Previamente presentaré un boletín del CAUS (Ciudadanos Contra el Secreto
de los Ovnis) de Washington, para que los lectores hispanoparlantes
vean con qué tesón los investigadores del tema ovni en los Estados
Unidos urgen a su Gobierno a que les diga toda la verdad.
Traduzco al pie de la letra:
«Septiembre 1985.
Dix-McGuire: La "pistola humeante" ha salido a flote.
»Lo que ustedes verán en las últimas dos páginas de este reportaje es un
documento preliminar e incompleto de lo que podría ser el
reconocimiento por parte de la Fuerza Aérea de un evento extraordinario:
el asesinato y posterior apresamiento del tripulante de un ovni, que
había sido perseguido por policías militares de Fort Dix y de fa base
aérea de McGuire en New Jersey, enero 18, 1978.
»El documento está incompleto debido a que han borrado los nombres de
algunas de las principales personas envueltas en el incidente; decisión
que fue tomada por Leonard H. Stringfield, uno de los dirigentes de
MUFON, para evitarles problemas con el Gobierno y, también, para
defenderlos de los medios noticiosos sensacionalistas.
»Gracias al minucioso y metódico trabajo de L. Stringfield para
conseguir todos los pormenores de este caso, ahora tenemos un buen punto
de partida para el CAUS y otros grupos de investigadores para que
agrupen sus capacidades en un gran esfuerzo común de modo que lleguemos a
resolver todos sus aspectos y ramificaciones...
»En Washington ya hay un grupo de investigadores que ha formado un
equipo de trabajo para sacarle al Gobierno todos los "récords" que se
relacionen con este incidente. Hasta ahora todas sus demandas basadas en
el "Acta de Libertad de Información" se han encontrado con la esperada
respuesta: "Esta agencia no tiene récords relativos a su pregunta". La
FOIA está preparando una acción legal para obligar al Gobierno a
responder abiertamente de un incidente que seguramente tiene que haber
generado una gran cantidad de "récords".
»¿Cómo podrías tú ayudar en este trabajo? Escribe a tu representante del
Congreso que investigue este incidente. Además dona lo que puedas al
"Proyecto de Litigio sobre el caso del ovni en Dix McGuire" que está
dirigido por el "Fondo para Ia investigación de los ovnis Inc."
(P.O. Box 277 Mount Rainier, MD.)
Todavía continúa el boletín animando a sus socios a que colaboren en
este proyecto y a continuación inserta fotocopia del documento oficial
que L. Stringfield logró son-sacarle a la oficina correspondiente de la
Fuerza Aérea. Comienza con el nombre tachado del militar de que se valió
Stringfield para conseguir el documento y con el del oficial que lo
redactó.
He aquí la traducción del documento:
DEPARTAMENTO DE LAS FUERZAS AEREAS
Escuadrón de la Policía de Seguridad (PACAF)
SAN FRANCISCO 96239
Asunto: Respuesta sobre información en relación a un contacto con ovnis y a asuntos relacionados.
Para: Len Stringfield.
1. En enero de 1978 yo estaba estacionado en la base de la Fuerza Aérea
de McGuire (New Jersey). Una noche, entre las tres y las cinco de la
madrugada, hubo un número de avistamientos de ovnis sobre las pistas de
la base y sobre los terrenos del campamento de Fort Dix. Yo soy policía
de Seguridad y estaba entonces haciendo una patrulla de rutina. Otros
policías del Estado de N. J. y policías de Seguridad del campamento de
Fort Dix estaban también haciendo su rutina en dirección a Brownsville.
Un policía del Estado entró entonces por la puerta n.º 5, situada en la
parte de atrás de la base, y pidió asistencia y permiso para entrar. En
seguida me despacharon a mí, y el policía solicitó acceso al área de
pista que lleva hasta el fondo de la base y está cercana a un área muy
densamente poblada de árboles, que forma parte del área de entrenamiento
del campamento de Fort Dix. Me informó que un policía militar de Fort
Dix estaba persiguiendo a un objeto que volaba muy bajo que había estado
planeando sobre su coche. Me lo describió como de forma oval, sin
marcas visibles, y con un color gris azulado brillante. La radio se le
había cortado.
Me dijo también que, entonces, había aparecido delante de su vehículo
una cosa como de 1.20 mts. de alto, gris oscuro, de gran cabeza, brazos
largos y cuerpo fino. El policía se había asustado y le había disparado
cinco tiros con su pistola calibre 45, y un disparo más al objeto que
estaba encima de su coche. El objeto entonces se había elevado
rápidamente en vertical y se unió a otros once que estaban más elevados
en el cielo. Nosotros los vimos pero no supimos más detalles por el
momento. En cuanto a la cosa que se le había aparecido delante del
coche, corrió entre el boscaje hacia nuestra cerca divisoria con el Fort
Dix, y por eso ellos querían buscarla. Para entonces ya había varias
patrullas interesadas en lo mismo.
2. Encontramos el cuerpo de la cosa cerca de la pista de aterrizaje.
Aparentemente había escalado la cerca y cayó muerto mientras corría.
Enseguida empezaron los comentarios secretos y no se le permitió a nadie
acercarse al lugar.
Cercamos el área con cuerdas y la OSl se hizo cargo del asunto. Esto fue
lo último que supe. Pude apreciar que aquello despedía un olor fuerte y
desagradable. Parecía amoníaco pero no se mantenía mucho en el aire.
Aquel mismo día vino un equipo de la Base Wright-Patterson en un avión
C141 y se dirigieron al lugar. Metieron aquello en una casa de madera,
le echaron un «spray» y lo metieron todo en un gran contenedor de metal.
Lo cargaron en el avión y se fueron. Y eso fue todo; no se dijo nada
más; no se hizo un reporte y se nos dijo que no teníamos nada que decir
sobre todo el incidente o seríamos juzgados marcialmente.
3. Yo me voy a retirar de la Fuerza Aérea en unos dos meses. Por favor,
no diga mi nombre porque eso me podría traer muchos problemas. Me
gustaría seguir esta investigación y otras, si es que puedo servirle en
algo. Perdóneme por no firmar esto, pero no me quiero arriesgar.
Contéstame a la dirección que le pongo arriba y mis padres me lo harán
llegar. No me lo envíe acá porque ellos llevan un gran control de toda
la correspondencia y no me quiero arriesgar.
Hasta aquí la carta confidencial del informante. En las dos páginas
siguientes está el informe oficial sustraído por él y del cual se
tacharon todos los nombres que lo podían comprometer. Lo que el reporte
oficial dice es básicamente lo mismo que él asegura en la carta, pero
refrendado por las firmas de todos los policías estatales y del ejército
que intervinieron en la operación.
Documentos como éste, procedentes de todos los estamentos del ejército,
han ido poco a poco aflorando a lo largo de los años y hoy, entre todos
ellos constituyen una base sólida en qué apoyarse para sostener que la
Fuerza Aérea ha capturado en muchas ocasiones cuerpos de alienígenas. El
inconveniente está en que muchos de estos documentos, reportajes y
confidencias se quedan en un reducido número de personas y no llegan
nunca a ser conocidos por el gran público o a ser reunidos para
compararlos y llegar a conclusiones ciertas.
Este ha sido precisamente el acierto del libro-documento «The Matrix»,
que sin temor a lo que los «ufólogos serios», perpetuamente críticos y
dubitantes, puedan decir, ha reunido todos estos rumores provenientes de
muchas partes, y los ha puesto a la disposición de los investigadores
para que los comparen con las noticias que ellos tienen.
Pero todas las discusiones sobre cuerpos de EBEs muertos en poder del
ejército norteamericano se han hecho académicas desde el momento en que
poseemos documentos que prueban que los EBEs vivos y en persona se
pasean por algunas bases y colaboran estrechamente con el personal de
las Fuerzas Aéreas.
El primer atisbo que se tuvo sobre esto, aunque inmediatamente fue
sepultado bajo montañas de desprestigio, fue nada menos que hacia el año
1940, en Colonia, Alemania. Allí fue donde apareció por primera vez la
famosa foto del hombrecito llevado de la mano por dos que parecen
agentes del FBI o de la Gestapo. {Ver ilustración). Tras ellos, dos
mujeres miran a la criatura con cara de asombro.
La foto recorrió el mundo, que para aquellas fechas no había oído
todavía nada de extraterrestres ni de otros planetas habitados.
Indudablemente las autoridades creyeron que tan inesperada noticia,
confirmada de una manera tan rotunda mediante la presencia de aquel
hombrecito, era peligrosa para la estabilidad emocional del pueblo y por
eso decidieron ocultarla.
Para ello se dedicaron a decir «oficialmente» que la foto no era
auténtica y se debía únicamente al ingenio de un fotógrafo bromista. Y
parece que una de las cosas que las providentes autoridades idearon para
quitarle credibilidad a la foto fue añadirle un gran pene a la
criatura. Con eso todo el mundo lo tomaría a broma y hasta muchas almas
pudibundas ni se atreverían a mirar la foto. A lo que parece, en las
primeras copias que circularon, el hombrecito no tenía semejante
desproporcionado apéndice.
En otra foto muy semejante a ésta, aunque algo posterior, que también ha
circulado subrepticiamente entre los investigadores de ovnis, se ve a
otro hombrecito llevado de la mano por dos policías, pero en este caso
el alienígena lleva una especie de casco y en la boca un tubo de goma
que se comunica con un depósito que uno de sus guardianes transporta en
la mano.
Por muchas razones circunstanciales me inclino a creer que estas dos
fotos, por mucho que hayan intentando desprestigiarlas, son auténticas y
representan a dos EBEs caídos, en poder de las autoridades. Y aun en el
caso de que no lo fuesen, no lograrían borrar la gran cantidad de
hechos comprobados en los que se basa la realidad de todo el «fenómeno
ovni»
Informando: http://elarcadelmisterio.blogspot.com/
Fuente:
despiertaalfuturo
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