El mapa, elaborado por la sonda Planck, muestra el Universo cuando apenas tenía 380.000 años, aumenta su edad y descubre anomalías que aún no pueden ser explicadas
ESA
El telescopio espacial Planck de la Agencia Espacial Europea (ESA) ha permitido a los científicos elaborar el mapa más detallado hasta la fecha del fondo cósmico de microondas, la radiación del Big Bang,
la gran explosión que dio lugar al Universo. La nueva imagen más
precisa presenta algunas características nunca vistas que desafían los
cimientos de los modelos cosmológicos actuales. Además, ajusta su
composición -hay más materia oscura y ordinaria- y establece la edad del
Universo en 13.820 millones de años, unos 100 millones de años más viejo de lo que se estimaba.
La imagen, compuesta con los datos recogidos durante los
primeros 15 meses y medio de observaciones de Planck, no es otra cosa
que la «fotografía» del Universo cuando apenas tenía 380.000 años de
antigüedad, prácticamente un «bebé». El fondo cósmico de microondas
(CMB, por sus siglas en inglés) muestra pequeñas fluctuaciones en la
temperatura que se corresponden con regiones que presentaban una
densidad ligeramente diferente en los primeros instantes del Universo:
las semillas de todas las estructuras, estrellas y galaxias, que vemos
hoy en día. Según el modelo cosmológico estándar, estas fluctuaciones
crecieron de forma brutal durante un breve período de expansión
acelerada conocido como inflación. Sin embargo, este nuevo mapa a cielo
completo de la luz más antigua del Universo revela que el Cosmos no presenta las mismas propiedades en todas direcciones, tal y como se contemplaba hasta ahora.
Anomalías inexplicables
La precisión de los datos de Planck es tan alta que ha desvelado una serie de características inexplicables para las que será necesario desarrollar nuevas teorías físicas. A
gran escala, una de las mitades del mapa presenta más contraste de
temperaturas con respecto al valor medio que la opuesta. Esta misma
mitad, además, alberga una zona especialmente grande y fría, llamada la Mancha Fría,
cuyas características son anómalas. Esta rareza «podría ser la punta
del iceberg de nuevos fenómenos físicos cuya naturaleza está aún por
desentrañar», dice Enrique Martínez, investigador del Instituto de
Física de Cantabria, centro mixto del CSIC, que ha participado en el
proyecto.
«La extraordinaria calidad de este retrato de la infancia
del Universo realizado por Planck nos permite ir apartando capas hasta
observar directamente sus cimientos, demostrando que nuestro mapa del
cosmos dista mucho de estar completo», ha indicado en este sentido
Jean-Jacques Dordain, director general de la ESA.
Más materia oscura... y ordinaria
Además de las anomalías desveladas, Planck también ha sido capaz de redefinir con más precisión la composición exacta del Universo.
Sus datos aumentan la proporción de materia ordinaria del 4,5% al 4,9% y
la de materia oscura del 22,7% al 26,8%. La energía oscura se reduce al
68,3%. Del mismo modo, la información del satélite afina la constante de Hubble,
que representa la razón de expansión del Universo: su velocidad es
67,15 km/s/Mpc (kilómetros por segundo por megapársec). La misión
también ha realizado un catálogo de 1.200 cúmulos de galaxias, muchos de
ellos desconocidos hasta la fecha.
«Desde la publicación de la primera imagen a cielo completo
de Planck en el año 2010, hemos analizado y extraído cuidadosamente
todas las interferencias que se interponían entre los sensores de Planck
y la primera luz del Universo, desvelando el fondo cósmico de
microondas con un nivel de detalle sin precedentes», apunta George
Efstathiou, de la Universidad de Cambridge (Reino Unido). La sonda Planck, lanzada en 2009, continúa surcando el espacio.
CSIC
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