Los arquitectos-sacerdotes que edificaron el Kalasasaya conocían los
conceptos de afelio y perihelio por lo menos 2000 años antes de Keplero
El arqueólogo austríaco Arthur Posnansky(1873-1946) fue duramente
criticado por la comunidad científico-académica porque, según sus
cálculos, la ciudad de piedra que hoy denominamos Tiahuanaco (antigua
Taypikala), fue fundadanada menos que en el 15.000 a.C.
Este dato altera todas las nociones universalmente aceptadas por los
arqueólogos académicos, los cuales, por el contrario, basándose en los
resultados de algunos restos orgánicos analizados con la técnica del
carbono 14, afirman que la fundación de Tiahuanaco se remonta a pocos
siglos antes de Cristo.
Recientemente he tenido la posibilidad de profundizar en el estudio de
la teoría arqueoastronómica de Posnansky, ya que adquirí un ejemplar de
su famoso libro “Tiahuanaco, la cuna del hombre americano”, editado por
J.J.Agustín de Nueva York en 1945.
El libro es muy complicado y específico ya que es el resultado de unos 50 años de estudios avanzados.
En la primera parte del libro, Posnansky describió desde un punto de
vista geológico e iconográfico su teoría sobre la fundación de
Tiahuanaco.
Según él, hubo tres períodos en Tiahuanaco, de los cuales al menos los primeros dos fueron antediluvianos.
Posnansky no planteó hipótesis sobre la fecha de construcción de las
tres estructuras más antiguas, o bien, la Pirámide de Akapana, el
Templete Semisubterráneo y la Puerta del Puma (Puma Punku).
Estas estructuras, según su visión, pertenecen a la Tiahuanaco antediluviana del primer período.
También según Posnansky, en el primer y el segundo período, Tiahuanaco
se encontraba en un altiplano situado a una menor altura respecto a los
3843 msnm de hoy, al menos 300 metros más abajo. Además, Posnansky
sostuvo que Tiahuanaco estaba ubicada en las orillas del lago,
tratándose así de una ciudad portuaria.
En la primera parte del libro hay también un minucioso estudio de la
compleja iconografía de los símbolos de Tiahuanaco, especialmente los
esculpidos en las Puerta del Sol. Con el estudio iconográfico de estos
signos, Posnansky interpretó, en la segunda parte de su libro, el
calendario de 12 meses que, según él, estaba representado en la Puerta
del Sol.
Sin embargo, es el estudio arqueoastronómico del templo Kalasasaya
(piedras y rectas) el que resulta ser el más importante para datar la
fundación del segundo período. El Kalasasaya es una construcción
rectangular de 128,74 metros de largo por 118,26 metros de ancho. La
orientación de las 4 paredes del Kalasasaya es la siguiente:
Pared Este: 358º 58’30’’
Pared Oeste: 358º 53’30’’
Pared Norte: 89º 20’
Pared Sur: 89º 18’
Como puede verse, por tanto, la estructura pétrea non está perfectamente
alineada con el meridiano. Posnansky sostenía que, cuando fue
construido, el Kalasasaya estaba orientado a la perfeccióncon el
meridiano y por tanto con el norte. Sólo después de los trastornos
cruciales del diluvio (opinión de Posnansky) la estructura se habría
desplazado ligeramente de su eje.
La función astronómica del Kalasasaya es bien conocida. Durante el
solsticio de invierno (21 de junio, pues Tiahuanaco está en el
hemisferio Sur) el Sol nace (para un observador situado en la mitad de
la pared oeste, dando la espalda al muro, de ahora en adelante Punto A)
en el ángulo noreste del templo.
Durante el solsticio de verano (21 de diciembre) el Sol nace por el
ángulo sureste. Durante los dos equinoccios (otoño, 21 de marzo y
primavera, 21 de septiembre) el Sol nace en el centro del portal central
de acceso al templo, el cual está movido, respecto al centro, 1,116
metros hacia el norte por el motivo que explicaré más adelante.
Según Posnansky, el Kalasasaya era en realidad un calendario pétreo que
transmitiría a las futuras generaciones valiosos conocimientos, como por
ejemplo la fecha de los solsticios y de los equinoccios, tan
importantes para conocer el momento propicio para la siembra de los
cereales (maíz, quinua, etc.) y para los ciclos de la ganadería de
camélidos andinos. La casta alta de Tiahuanaco, constituida por
sacerdotes astrónomos cuyo nivel de conocimiento matemático era muy
profundo, podía así no sólo controlar las masas de campesinos y
ganaderos sino también dirigir el reino más poderoso del Nuevo Mundo en
la época antediluviana.
Volviendo a la orientación de los muros del Kalasasaya, Posnansky
sostenía que la diferencia entre la orientación actual (358º) y la
orientación original sobre el meridiano (0º) había sido causada por
trastornos de extraordinario poder que sucedieron durante el diluvio
universal. Según él, el Kalasasaya había sido construido como un
almanaque pétreo auténtico y perfecto, el cual, además de indicar los
solsticios y equinoccios, mostraba también la diferencia entre el
semestre invernal y el de verano.
Se sabe bien, además, que como el Sol no se encuentra exactamente en el
centro de la órbita terrestre sino en un “foco” de la elipse (la órbita
terrestre es elíptica), la Tierra toma más tiempo (186 días) en recorrer
el trayecto del equinoccio de otoño (21 de marzo en el hemisferio sur)
al equinoccio de primavera (21 de septiembre) respecto al trayecto del
equinoccio de primavera al equinoccio de otoño (178 días).
Hay, por tanto, una diferencia de 7 días y 16 horas entre el semestre
invernal y el de verano. Para hacer que el Sol (al nacer) aparezca,
durante los equinoccios, exactamente en el centro de la escalinata que
da al este, debieron construir la puerta del Kalasasaya 1,116 metros
movida hacia el norte, justamente porque se dieron cuenta de que el Sol
tomaba más tiempo en recorrer el espacio del ángulo noreste al centro
del edificio que del centro al ángulo sureste.
Es la prueba de que los antiguos constructores de Taypikala (Tiahuanaco)
conocían los conceptos de perihelio y de afelio, o bien, la
excentricidad de la órbita.
También en la segunda parte del libro hay una explicación matemática de
por qué el autor atribuía a la fundación de Tiahuanaco una antigüedad de
15.000 años antes de Cristo.
Posnansky, en 1930, verificó que durante el solsticio de invierno (21 de
junio) y durante el solsticio de verano (21 de diciembre), el Sol no
salía exactamente en el ángulo noreste y sureste del Kalasasaya, sino
que había una pequeña diferencia. Posnansky partía de la hipótesis de
que, el Kalasasaya, cuando fue construido, estaba perfectamente alineado
con el meridiano y, por consiguiente, el Sol nacía exactamente en el
ángulo noreste y sureste en los respectivos solsticios. Entonces calculó
la amplitud del Sol en el templo de esta manera: trazó un triángulo que
tenía como base el muro este del templo y como lados dos rectas que se
bifurcaban respectivamente del ángulo noreste y del ángulo sureste y que
convergían en un punto situado exactamente a mitad del muro oeste del
templo.
El ángulo situado en el muro oeste era la amplitud del Sol, como había
sido concebido por los arquitectos-sacerdotes, y correspondía a
49º22’6’’.
En cambio, verificó que la amplitud del Sol en 1930 era igual a
49º59’6’. Posnansky sabía que la oblicuidad de la eclíptica en 1930 era
de 23º27’8.26’’.
Calculó entonces la oblicuidad de la eclíptica basándose en el dato de
la amplitud del Sol tal como había sido construido el Kalasasaya,
probablemente con esta fórmula:
Cos (z)=sen (e)/sen (phi)
Donde
z= amplitud
e= oblicuidad de la eclíptica
phi= latitud
y obtuvo como valor de la oblicuidad de la eclíptica 23º8’48’’. Sabemos
que la oblicuidad de la eclíptica varía con un ciclo de 41.000 años.
Según los cálculos formulados durante la conferencia en París de 1911,
aquel valor de la oblicuidad de la eclíptica corresponde al 15.000 a.C.
Como era de esperarse, las críticas a esta datación, que si fuera
confirmada alteraría toda la historia del hombre en la Tierra, no
faltaron. Primero que todo hay que considerar que Posnansky parte de un
axioma para él intocable: que el Kalasasaya fue construido en modo
perfecto sobre el meridiano. Es un dato que nosotros no podemos
comprobar. Además, atribuye la imperfección actual del templo a
trastornos colosales como el “diluvio universal”.
Cierto es, sin embargo, que en Tiahuanaco se excavaron y estudiaron sólo
50 de las 450 hectáreas de superficie total. Por tanto, hay todavía
numerosos interrogantes, y muchas de las respuestas que se les han dado
no convencen del todo.
Informando: http://elarcadelmisterio.blogspot.com/
Fuente:
despiertaalfuturo
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