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sábado, 23 de noviembre de 2013

Las grandes extinciones de la Tierra

Introducción

A lo largo de la historia terrestre, la biodiversidad ha sufrido grandes extinciones masivas que han llegado a extinguir hasta el 95% de las especies existentes. En este trabajo se recogen dichos exterminios, especificando de manera especial la data del suceso, las especies perjudicadas y las causas.

Primera gran extinción

Conocida también como "La extinción masiva del Cámbrico-Ordovícico", tuvo lugar a principios de la era Paleozoica. En aquella época la vida se concentraba enteramente en el mar, lo que explica que los seres marinos fueran los únicos afectados por dicha extinción de causa imprecisa.
Existen pruebas que afirman que esta extinción estuvo dividida en cuatro partes. La primera causó la desaparición de los trilobitas más antiguos y los arqueociátidos. El resto de las extinciones afectaron a los demás trilobitas, a los braquiópodos y a los conodontes.
Actualmente los científicos creen que el causante del exterminio del 95% de las especies marinas puede ser un período glacial o la reducción de la cantidad de oxígeno disponible.

Segunda gran extinción

Hace aproximadamente 444 millones de años dos extinciones masivas marcaron la transición entre los períodos Ordovícicos y Silúrico que, si se cuentan juntas, fueron la segunda extinción masiva más trágica en la historia de la Tierra.
El primer evento ocurrió tras el cambio drástico de los hábitats marinos al descender el nivel del mar; el segundo, entre quinientos mil y un millón de años más tarde por lo contrario, el crecimiento del nivel de mar rápidamente.
 Los grandes afectados fueron los seres marinos al ser los únicos pobladores del planeta. Desaparecieron el 50% de los corales y cerca de 100 familias biológicas, lo que representaba el 85% de las especies de fauna. Se extinguieron principalmente los braquiópodos y los briozonos, junto con las familias de trilobitas, conodintes y graptolites.
La teoría más aceptada explica que la primera parte de la extinción fue causada al inicio de una larga edad de hielo que provocó la formación de grandes glaciares en el supercontinente Gondwana y, por consecuente, la bajada del nivel del mar. La segunda, en cambio, surgió tras la finalización de la edad de hielo, el hundimiento de los glaciares y el posterior aumento del nivel del mar.

Tercera gran extinción

El paso de período entre el Silúrico y el Devónico viene marcado por esta extinción masiva que tuvo mayor influencia en mares que en continentes, y en latitudes tropicales que en medias.
Los corales, dominantes de este período, desaparecieron al igual que algunos grupos planctónicos como los graptolites y los tentaculites. Muchos taxones marinos redujeron su gran diversidad a semejanza del tipo de pez, dipnoos.
Los acritarcos, ostrácodos, ammonoideos y algunas clases de peces (los placodermos y los estracodermos) desaparecieron. Se extinguieron el 85% de géneros de braquiópodos y ammonoideos, además de numerosos tipos de gasterópodos y trilobites. En los medios terrestres, las plantas vasculares no se ven afectadas por esta pérdida general.
En conjunto se estima que desaparecieron el 77% de las especies, el 57% de los géneros y el 22% de las familias.
Las causas no terminan de esclarecerse, aunque se sospecha del enfriamiento global no se excluye la posibilidad de un impacto extraterrestre.

Cuarta gran extinción

Ocurrida aproximadamente hace 251 millones de años, define el límite entre la era Primaria y la Secundaria, entre los períodos Pérmico y Triásico. Es conocida como "La Gran Mortandad", por ser la más dramática de las extinciones ocurridas en la Tierra.
Perecieron el 90% de todas las especies; el 96% de las especies marinas y el 70% de las terrestres, entre ellos, el 98% de los crinoideos, el 78% de los braquiópodos, el 76% de los briosos, el 71% de los cefalópodos, 21 familia de reptiles y 6 de anfibios, además de un gran números de insectos, árboles y microbios. Los conocidos trilobites desaparecieron para siempre con esta extinción en masa.
Tras la catástrofe sólo sobreviviría un 10% de las especies presentes a finales del pérmico.
Las causas de esta gran hecatombe son variables. Se baraja entre un vulcanismo extremo, un impacto de un asteroide de gran tamaño, la explosión de una supernova cercana o la liberación de grandes cantidades de gases de invernadero. Los científicos opinan que lo más seguro es que no fuese una única causa ya que para ser el evento de extinción y destrucción mas devastador que la Tierra haya conocido jamás, esta tuvo que ser atacada desde varias fuentes.

Quinta gran extinción

Corresponde con la extinción masiva del Triásico-Jurásico, la tercera más catastrófica. Afectó de manera importante la vida en la superficie y en los océanos de la Tierra, desapareciendo cerca del 20% de las familias biológicas marinas (aunque la mayoría de estos grupos se recuperan en el Jurásico) lo que equivale a aproximadamente el 75% de los invertebrados marinos.
Esta etapa acabó con la mayoría de los terápsidos, los conodontos, los rincosaurios y los arqueosauros, los reptiles placodontos y mamiferoides, grandes anfibios… Los únicos reptiles marinos que sobrevivieron fueron los ictiosauros y plesiosauros.
La liberación de tan grande número de nichos ecológicos dejó el escenario preparado a los dinosaurios, que empezaban su dominio en la Tierra hasta el apartado siguiente…
Se han propuesto diversas explicaciones para este evento, pero en todas ellas quedan cabos sueltos. Ni los cambios climáticos graduales ni los cambios en el nivel del mar ni el posible impacto de un asteroide ni la posibilidad de erupciones volcánicas masivas explican este suceso ocurrido.

Sexta gran extinción

Se desconoce la duración de este evento pero se puede cuadrar a finales del período Cretácico. La desaparición de los grandes reptiles en esta extinción en masa dio paso al Cenozoico.
Este exterminio causó la desaparición de aproximadamente el 50% de los géneros biológicos, entre ellos se encuentran: los dinosaurios, pterosaurios, reptiles nadadores, plesiosauros y mosasaurios, ammonoideas, rudistas e inocerámidos. El nannoplancton calcáreo y los foraminíferos planctónicos experimentaron pérdidas importantes aunque se recuperaron durante la Era Cenozoica. Los grandes supervivientes fueron la mayor parte de las plantas, de los animales terrestres (tales como los insectos, caracoles, ranas, salamandras, tortugas, lagartos, serpientes, cocodrilos y mamíferos placentarios), de los invertebrados marinos (estrellas de mar, echinoidea, moluscos y artrópodos) y de los peces.
Existen diferentes teorías al igual que en los otros acontecimientos pero la más aceptada es, probablemente, la posibilidad del impacto de un meteorito de gigantescas dimensiones que, debido a la gran explosión generada en su impacto, levantaría grandes cantidades de polvo al aire impidiendo que la luz solar llegara hasta las plantas, reduciéndolas en cantidad, generando con ello un desequilibrio en las cadenas tróficas.

¿Séptima gran extinción?

Sí. De hecho, algunos científicos afirman que al comenzar el período del Holoceno (hace 10000 años) comenzó una séptima extinción masiva de la llamada Megafauna que se extiende hasta nuestros días debido a la actividad humana.
El término Megafauna proviene del griego mega, "grande", y se utiliza en paleontología para denominar a los grandes animales terrestres que poblaron la Tierra tras la extinción de los dinosaurios.
Dentro de los animales comprendidos en la Megafauna fueron muchos los extintos. Una de las causas podrían ser cambios climáticos a escala global aunque la explicación más plausible de estas perdidas es la actuación humana. Esta se hace presente de diferentes maneras en la vida de los otros pobladores del planeta: destrucción y fragmentación de su hábitat; introducción de enfermedades, parásitos y depredadores para los que la flora y fauna nativas carecen de defensas; contaminación del aire, agua y suelo; sobreexplotación de especies; uso de productos químicos tóxicos en el control de plagas; deforestación de los bosques (se calcula que se pierden 20.000 kilómetros cuadrados al año de zona forestal); cacería furtiva y tráfico ilegal de especies.
Otra causa que actualmente no se tiene en cuenta pero que va a representar un problema en el futuro es la falta de energía disponible ya que presentemente la especie humana está censada en seis mil millones y se consume el 40% de la actividad primaria neta del planeta. En 2050 se estima que seremos diez mil millones por lo que se supone que esta última cifra aumentará en buen grado.
Como se ha dicho anteriormente, fueron muchas las especies desaparecidas pero en este trabajo vamos a centrarnos de manera resumida en tres: las moas de Nueva Zelanda, el tigre de Tasmania y el delfín de Río Chino.
Los dinornítidos o moas (Dinornithidae) eran una familia de aves no voladoras gigantes de Nueva Zelanda. Se conocen diez especies de diferentes tamaños (la más pequeña, del tamaño de un gallo; la de mayor tamaño, medía cerca de 3m de altura y pesaba 250kg). Las moas se extinguieron alrededor del año 1500 a causa de la llegada de los primeros cazadores maoríes a las islas.
El tigre de Tasmania (Thylacinus cynocephalus), también conocido como lobo de Tasmania, talacino, lobo marsupial o tigre de Tasmania, era un carnívoro marsupial nativo de Australia. Ante la necesidad de alimento atacaba a los rebaños de ovejas por lo que los pastores y el propio gobierno colonial los consideraron alimañas necesarias de exterminio. Lo lograron antes de la primera mitad del siglo XX.
El delfín de Río Chino (Lipotes vexillifer) es una de las especies extintas más recientes. Esta variedad de delfines emigró desde el Océano Pacifico al río Yangtze hace unos 20 millones de años. En épocas de la dinastía Han "Erya" había unos 5000 especimenes en el río. En 1979 China lo declaró en peligro, y en 1983 se decreto que su caza era ilegal. Para 1986 la población total se estimaba es unos 300 individuos, y en 1990 unos 200. Su número siguió decreciendo rápidamente, sobre todo con la construcción de la Represa de las tres Gargantas, que alteró de manera irrecuperable el hábitat de este delfín. En 1998 solo se pudieron encontrar 7 ejemplares y los científicos especularon para poder salvarlos pero una expedición que recorrió el río de extremo a extremo en 2006 no pudo hallar ni uno de estos delfines, por lo que se los considera oficialmente extintos.
La Fundación de Conservación de Wuhan "Delfín Baiji", fundada en diciembre de 1996 gastó alrededor de unos 100.000$ para la preservación de células in Vitro, por lo que quizás algún día lo podamos ver nuevamente



Fuente:    monografias

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