Introducción
A lo largo de la historia terrestre, la
biodiversidad
ha sufrido grandes extinciones masivas que han llegado a
extinguir hasta el 95% de las especies existentes. En este
trabajo se
recogen dichos exterminios, especificando de manera especial la
data del suceso, las especies perjudicadas y las causas.
Primera gran
extinción
Conocida también como "La extinción masiva del
Cámbrico-Ordovícico", tuvo lugar a principios de la
era Paleozoica. En aquella época la vida se concentraba
enteramente en el mar, lo que explica que los seres marinos
fueran los únicos afectados por dicha extinción de
causa imprecisa.
Existen pruebas que
afirman que esta extinción estuvo dividida en cuatro
partes. La primera causó la desaparición de los
trilobitas más antiguos y los arqueociátidos. El
resto de las extinciones afectaron a los demás trilobitas,
a los braquiópodos y a los conodontes.
Actualmente los científicos creen que el causante del
exterminio del 95% de las especies marinas puede ser un
período glacial o la reducción de la cantidad de
oxígeno
disponible.
Segunda gran
extinción
Hace aproximadamente 444 millones de años dos
extinciones masivas marcaron la transición entre los
períodos Ordovícicos y Silúrico que, si se
cuentan juntas, fueron la segunda extinción masiva
más trágica en la historia de la Tierra.
El primer evento ocurrió tras el cambio
drástico de los hábitats marinos al descender el
nivel del mar; el segundo, entre quinientos mil y un
millón de años más tarde por lo contrario,
el crecimiento del nivel de mar rápidamente.
Los grandes afectados fueron los seres marinos al ser
los únicos pobladores del planeta. Desaparecieron el 50%
de los corales y cerca de 100 familias biológicas, lo que
representaba el 85% de las especies de fauna. Se
extinguieron principalmente los braquiópodos y los
briozonos, junto con las familias de trilobitas, conodintes y
graptolites.
La teoría
más aceptada explica que la primera parte de la
extinción fue causada al inicio de una larga edad de hielo
que provocó la formación de grandes glaciares en el
supercontinente Gondwana y, por consecuente, la bajada del nivel
del mar. La segunda, en cambio, surgió tras la
finalización de la edad de hielo, el hundimiento de los
glaciares y el posterior aumento del nivel del mar.
Tercera gran
extinción
El paso de período entre el Silúrico y el
Devónico viene marcado por esta extinción masiva
que tuvo mayor influencia en mares que en continentes, y en
latitudes tropicales que en medias.
Los corales, dominantes de este período, desaparecieron
al igual que algunos grupos
planctónicos como los graptolites y los tentaculites.
Muchos taxones marinos redujeron su gran diversidad a semejanza
del tipo de pez, dipnoos.
Los acritarcos, ostrácodos, ammonoideos y algunas
clases de peces (los
placodermos y los estracodermos) desaparecieron. Se extinguieron
el 85% de géneros de braquiópodos y ammonoideos,
además de numerosos tipos de gasterópodos y
trilobites. En los medios
terrestres, las plantas
vasculares no se ven afectadas por esta pérdida
general.
En conjunto se estima que desaparecieron el 77% de las
especies, el 57% de los géneros y el 22% de las
familias.
Las causas no terminan de esclarecerse, aunque se sospecha del
enfriamiento global no se excluye la posibilidad de un impacto
extraterrestre.
Cuarta gran
extinción
Ocurrida aproximadamente hace 251 millones de años,
define el límite entre la era Primaria y la Secundaria,
entre los períodos Pérmico y Triásico. Es
conocida como "La Gran Mortandad", por ser la más
dramática de las extinciones ocurridas en la Tierra.
Perecieron el 90% de todas las especies; el 96% de las
especies marinas y el 70% de las terrestres, entre ellos, el 98%
de los crinoideos, el 78% de los braquiópodos, el 76% de
los briosos, el 71% de los cefalópodos, 21 familia de
reptiles y 6 de anfibios, además de un gran números
de insectos, árboles
y microbios. Los conocidos trilobites desaparecieron para siempre
con esta extinción en masa.
Tras la catástrofe sólo sobreviviría un
10% de las especies presentes a finales del pérmico.
Las causas de esta gran hecatombe son variables. Se
baraja entre un vulcanismo extremo, un impacto de un asteroide de
gran tamaño, la explosión de una supernova cercana
o la liberación de grandes cantidades de gases de
invernadero. Los científicos opinan que lo más
seguro es que
no fuese una única causa ya que para ser el evento de
extinción y destrucción mas devastador que la
Tierra haya conocido jamás, esta tuvo que ser atacada
desde varias fuentes.
Quinta gran
extinción
Corresponde con la extinción masiva del
Triásico-Jurásico, la tercera más
catastrófica. Afectó de manera importante la vida
en la superficie y en los océanos de la Tierra,
desapareciendo cerca del 20% de las familias biológicas
marinas (aunque la mayoría de estos grupos se
recuperan en el Jurásico) lo que equivale a
aproximadamente el 75% de los invertebrados marinos.
Esta etapa acabó con la mayoría de los
terápsidos, los conodontos, los rincosaurios y los
arqueosauros, los reptiles placodontos y mamiferoides, grandes
anfibios… Los únicos reptiles marinos que
sobrevivieron fueron los ictiosauros y plesiosauros.
La liberación de tan grande número de nichos
ecológicos dejó el escenario preparado a los
dinosaurios,
que empezaban su dominio en la
Tierra hasta
el apartado siguiente…
Se han propuesto diversas explicaciones para este evento, pero
en todas ellas quedan cabos sueltos. Ni los cambios
climáticos graduales ni los cambios en el nivel del mar ni
el posible impacto de un asteroide ni la posibilidad de
erupciones volcánicas masivas explican este suceso
ocurrido.
Sexta gran
extinción
Se desconoce la duración de este evento pero se puede
cuadrar a finales del período Cretácico. La
desaparición de los grandes reptiles en esta
extinción en masa dio paso al Cenozoico.
Este exterminio causó la desaparición de
aproximadamente el 50% de los géneros biológicos,
entre ellos se encuentran: los dinosaurios, pterosaurios,
reptiles nadadores, plesiosauros y mosasaurios, ammonoideas,
rudistas e inocerámidos. El nannoplancton calcáreo
y los foraminíferos planctónicos experimentaron
pérdidas importantes aunque se recuperaron durante la Era
Cenozoica. Los grandes supervivientes fueron la mayor parte de
las plantas, de los
animales
terrestres (tales como los insectos, caracoles, ranas,
salamandras, tortugas, lagartos, serpientes, cocodrilos y
mamíferos placentarios), de los
invertebrados marinos (estrellas de mar, echinoidea, moluscos y
artrópodos) y de los peces.
Existen diferentes teorías
al igual que en los otros acontecimientos pero la más
aceptada es, probablemente, la posibilidad del impacto de un
meteorito de gigantescas dimensiones que, debido a la gran
explosión generada en su impacto, levantaría
grandes cantidades de polvo al aire impidiendo que la luz solar llegara
hasta las plantas, reduciéndolas en cantidad, generando
con ello un desequilibrio en las cadenas tróficas.
¿Séptima gran
extinción?
Sí. De hecho, algunos científicos afirman que al
comenzar el período del Holoceno (hace 10000 años)
comenzó una séptima extinción masiva de la
llamada Megafauna que se extiende hasta nuestros días
debido a la actividad humana.
El término Megafauna proviene del griego mega,
"grande", y se utiliza en paleontología para denominar a
los grandes animales terrestres que poblaron la Tierra tras la
extinción de los dinosaurios.
Dentro de los animales comprendidos en la Megafauna fueron
muchos los extintos. Una de las causas podrían ser cambios
climáticos a escala global
aunque la explicación más plausible de estas
perdidas es la actuación humana. Esta se hace presente de
diferentes maneras en la vida de los otros pobladores del
planeta: destrucción y fragmentación de su hábitat; introducción de enfermedades,
parásitos y depredadores para los que la flora y fauna nativas
carecen de defensas; contaminación del aire, agua y
suelo;
sobreexplotación de especies; uso de productos
químicos tóxicos en el control de
plagas; deforestación de los bosques (se calcula
que se pierden 20.000 kilómetros cuadrados al año
de zona forestal); cacería furtiva y tráfico ilegal
de especies.
Otra causa que actualmente no se tiene en cuenta pero que va a
representar un problema en el futuro es la falta de
energía disponible ya que presentemente la especie humana
está censada en seis mil millones y se consume el 40% de
la actividad primaria neta del planeta. En 2050 se estima que
seremos diez mil millones por lo que se supone que esta
última cifra aumentará en buen grado.
Como se ha dicho anteriormente, fueron muchas las especies
desaparecidas pero en este trabajo vamos
a centrarnos de manera resumida en tres: las moas de Nueva
Zelanda, el tigre de Tasmania y el delfín de Río
Chino.
Los dinornítidos o moas (Dinornithidae) eran una
familia de
aves no
voladoras gigantes de Nueva Zelanda. Se conocen diez especies de
diferentes tamaños (la más pequeña, del
tamaño de un gallo; la de mayor tamaño,
medía cerca de 3m de altura y pesaba 250kg). Las moas se
extinguieron alrededor del año 1500 a causa de la llegada
de los primeros cazadores maoríes a las islas.
El tigre de Tasmania (Thylacinus cynocephalus), también
conocido como lobo de Tasmania, talacino, lobo marsupial o tigre
de Tasmania, era un carnívoro marsupial nativo de
Australia. Ante la necesidad de alimento atacaba a los
rebaños de ovejas por lo que los pastores y el propio
gobierno colonial
los consideraron alimañas necesarias de exterminio. Lo
lograron antes de la primera mitad del siglo XX.
El delfín de Río Chino (Lipotes vexillifer) es
una de las especies extintas más recientes. Esta variedad
de delfines
emigró desde el Océano Pacifico al río
Yangtze hace unos 20 millones de años. En épocas de
la dinastía Han "Erya" había unos 5000 especimenes
en el río. En 1979 China lo
declaró en peligro, y en 1983 se decreto que su caza era
ilegal. Para 1986 la población total se estimaba es unos 300
individuos, y en 1990 unos 200. Su número siguió
decreciendo rápidamente, sobre todo con la construcción de la Represa de las tres
Gargantas, que alteró de manera irrecuperable el
hábitat de este delfín. En 1998 solo se pudieron
encontrar 7 ejemplares y los científicos especularon para
poder
salvarlos pero una expedición que recorrió el
río de extremo a extremo en 2006 no pudo hallar ni uno de
estos delfines, por lo que se los considera oficialmente
extintos.
La Fundación de Conservación de Wuhan
"Delfín Baiji", fundada en diciembre de 1996 gastó
alrededor de unos 100.000$ para la preservación de
células
in Vitro, por lo que quizás algún día lo
podamos ver nuevamente
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