Sobrevive casi sin alimento en las salas esterilizadas para naves de la NASA en Florida y de la Agencia Espacial Europea en la Guayana francesa
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A la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA)
no les hace falta viajar a otros planetas para encontrar curiosas
formas de vida, pueden hacerlo en sus propias instalaciones. Un raro microbio, nunca antes visto, que sobrevive sin apenas alimento, ha sido descubierto en dos habitaciones blancas,
una de la NASA en Florida y otra de la ESA en la Guayana francesa,
separadas entre sí por 4.000 kilómetros. Es en estas salas
esterilizadas, aisladas del exterior, donde se montan las naves
espaciales. Se limpian constantemente y a conciencia para evitar
contaminar de forma involuntaria otros planetas con bacterias
terrestres, pero algunos microorganismos pueden resistir las condiciones más extremas.
En estas salas viven menos microbios que en cualquier otro
ambiente de la Tierra. Pese a todo, unos pocos cientos resisten ante
tanta higiene. «Si alguna vez encontramos vida extraterrestre, será
confrontada con estos microbios», explican desde el Laboratorio de
Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA en Pasadena, California.
En efecto, el trabajo de mantener las habitaciones
impolutas hace que el número total de microbios caiga en picado. Pero al
mismo tiempo, esto supone una selección, ya que solo quedan aquellos
que resisten condiciones tan duras como la limpieza química, los tratamientos de rayos ultravioletas y la falta de nutrientes.
Y estos microbios a menudo muestran también una elevada resistencia a
las metodologías de esterilización de naves espaciales, como el
calentamiento y el tratamiento con peróxido. «Queremos comprender mejor
cómo funcionan estos organismos, ya que las capacidades que los adaptan
para sobrevivir en salas blancas también podrían permitirles sobrevivir
en una nave espacial», dice Parag Vaishampayan, microbiólogo del JPL.
Forma de baya
Entre estos supervivientes existe uno particularmente raro,
nunca antes visto. Se trata de una población de bacterias en forma de
baya tan diferente que ha sido clasificada no solo como una nueva
especie, sino también un nuevo género, el siguiente nivel de la clasificación de la diversidad de la vida. Sus descubridores la han llamado Tersicoccus phoenicis.
Tersi es limpio en latín, como la sala, y Coccus, del griego, significa
baya, lo que describe la forma de la bacteria. Phoenicis viene de la
Phoenix Mars Lander, ya que la nave espacial estaba siendo preparada
para su lanzamiento en 2007, cuando se recogió la bacteria por primera
vez de suelo de una sala blanca de Florida.
Algunos otros microbios han sido descubiertos en
habitaciones esterilizadas para naves espaciales, pero ningún otro antes
había sido encontrado en dos salas diferentes y en ninguna otra parte.
Los hogares del nuevo microbio está separados uno del otro por 4.000
kilómetros de distancia, en una instalación de la NASA en el Centro
Espacial Kennedy y en un centro de la ESA en Kourou, Guayana francesa.
Una base de datos de ADN bacteriano compartida por los
microbiólogos en todo el mundo llevó a Vaishampayan a darse cuenta de
que ambas bacterias eran la misma. La misma base de datos global mostró
que en ningún otro lugar se había detectado esta cepa. Según el
investigador, esto tiene una explicación. «Descubrimos un montón de
bacterias en habitaciones limpias porque trabajamos muy duro para
encontrarlas. La misma bacteria puede estar en el suelo fuera de la
sala, pero allí podemos no identificarla porque se oculta por una
abrumadora cantidad de otras bacterias».
Una cucharadita de suelo típico tendría miles de tipos de
microbios y miles de millones de microbios más que toda una sala blanca.
Los microbios que son tolerantes a las condiciones duras se hacen más
evidentes en entornos esterilizados que eliminan el resto de la
población.
«La Tersicoccus phoenicis podría encontrarse en algún
entorno natural con los niveles de nutrientes muy bajos, como una cueva o
en el desierto», sospecha Vaishampayan. Este es el caso de otra especie
de bacteria (Paenibacillus phoenicis) identificada por los
investigadores del JPL y que actualmente se encuentra en solo dos
lugares en la Tierra: una habitación blanca para naves espaciales en
Florida y una mina de molibdeno a más de 2 kilómetros de profundidad en
Colorado.
Informando: http://elarcadelmisterio.blogspot.com/
Fuente: ABC
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