(Carlos Adampol/Flickr)
La tumba de Pakal fue descubierta en
junio de 1952 por arqueólogo Alberto Ruz Lhuillier, al interior del
Templo de las Inscripciones, en Palenque, estado de Chiapas, México, por
lo que el Instituto Nacional de Antropología (INAH) de México, celebra
60 años de su descubrimiento, el cual es considerado el monumento
funerario más importante de Mesoamérica
El arqueólogo Benito Jesús Venegas, al
respecto comenta “es el único monumento funerario dedicado a un
gobernante. Ruz lo compara el Templo de las Inscripciones con las tumbas
de los faraones en Egipto, porque este edificio fue creado para
albergar los restos mortuorios de Pakal. Desde el principio fue
concebido de esta manera, como un monumento funerario, el más importante
del continente americano”, informa INAH.
Estudios de INAH mencionan que K’inich
Janaab’ Pakal nació el 28 de marzo del año 603 d.C. Ascendió al trono a
la edad de 12 años, y después fué el gobernante con el período más largo
y prospero de toda la antigua civilización Maya.
Después en su muerte, sus restos fueron
colocados dentro de una cámara adornada con jeroglíficos pintados en
color rojo; la losa que sella el sarcófago esta esculpida con
sobre-relieves, los cuales han creado una serie de debates en su
interpretación fuera de los círculos de la arqueología formal.
La doctora Mercedes de la Garza, describe al respecto de la losa que
cubre el sarcófago de Pakal que "…hizo esculpir una gran imagen cósmica
que definía su sitio en el universo, como ser humano y como gobernante.
Ahí está él, recostado sobre el mascarón
descarnado que representa el aspecto de muerte del dios supremo, que
era un dragón bicéfalo".
"El cuerpo de Pakal, ya liberado de la mortaja, fue cuidadosamente
depositado por los sacerdotes en el hueco pintado con rojo cinabrio;
luego fue rociado con el mismo polvo rojo que aludía a la inmortalidad
porque era el color del oriente, por donde resucita el Sol cada mañana, y
le colocaron sus joyas de jade: una diadema sobre la frente, pequeños
tubos que dividían su cabellera en mechones, collares, orejeras con
colgantes de madreperla, pulseras y anillos.
En su rostro pusieron su máscara de
mosaico de jade, que conservaría su identidad para siempre […]", relata
la doctora, en el reporte de INAH.
Las inscripciones de Palenque relatan que K’inich Janaab’ Pakal, “Escudo
Ave-Janaab’ de Rostro Solar”, “entró al camino” el 28 de agosto de 683
d.C., y casi mil años después, Alberto Ruz Lhuillier, interrumpía su
sueño (descubre su tumba).
El investigador en arqueología Benito
Jesús Venegas, apuntó que por los saqueos desde la época prehispánica,
los palencanos decidieron sellar la tumba de Pakal por completo, no así
la cripta de la Reina Roja, donde fueron encontrados elementos de culto
introducidos posterior a su muerte.
“En su sepulcro se hallaron sahumadores o porta incensarios, lo que nos
habla de una re-utilización del espacio.
La gente podía ingresar para seguir
haciendo rituales, lo cual no ocurrió en el Templo de las
Inscripciones”, informa INAH.
La tumba de la Reina Roja, dice el arqueólogo Venegas “era un espacio
más pequeño, en el cual se hicieron accesos para que la gente bajara por
unas escalinatas en la parte este del edificio y saliera por el oeste”.
“Era una especie de circuito de visita para que la reina recibiera los
rituales y la veneración de la gente”, según el reporte histórico.
Según INAH, el arqueólogo Benito Jesús
Venegas menciona que después del descubrimiento de la tumba de Pakal en
junio de 1952, en noviembre del mismo año fue abierto el sarcófago, el
cual tiene una lapida con un peso de siete toneladas.
Con el tiempo, la humedad del lugar generó oxidación en los soportes
que sostenían la abertura creada entre la lápida y el sarcófago; y
también los hongos que se observaban dentro de la bóveda de la tumba,
condujeron a que se decidiera cerrar de nuevo el sarcófago en el 2010, para que asegurar su conservación.
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