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martes, 22 de mayo de 2012

Tapires en un lago volcánico catalán del Pleistoceno


El equipo de excavadores, junto al esqueleto. | IPHESEl equipo de excavadores, junto al esqueleto. | IPHES
Hace 3,1 millones de años, en lo que era un lago en el cráter de un volcán, un grupo de tapires murieron asfixiados cuando bebían de sus aguas. El tercer esqueleto fosilizado de uno de aquellos animales, del orden de los caballos, que hoy sólo existen en Asia y Centroamérica, acaba de ser encontrado en el yacimiento del Camp dels Ninots, en Caldes de Malavella (Gerona).
Un equipo del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES), ha descubierto sus huesos, todos situados en su sitio correcto, durante las excavaciones que desarrollan este mes de mayo en este campo, que reúne hasta el 70% del registro fósil mundial de esta especie.
"Es el tercer esqueleto de 'Tapirus arvernensis' que encontramos en un yacimiento que es excepcional. En Francia o Italia han encontrado fósiles sueltos, pero aquí los tenemos enteros y podemos reconstruir una fotografía instantánea del lugar", asegura Bruno Gómez, investigador del IPHES que, junto a Gerard Campeny, codirige el proyecto desde hace nueve años.
En este tiempo, han averiguado que aquel lugar, hoy seco, en el pasado era un lago de unos 600 metros de diámetro formado en el cráter de un volcán (un maar) activo, por cuyo interior fluía el magma. Con el tiempo, se concentró dióxido de carbono (CO2) que, por causas que se desconocen, acabó saliendo a la superficie, matando a los animales que se acercaban a beber a sus orillas.
Entre ellos, los tapires. El último excavado, que se cree que era una hembra adulta, medía 1,80 metros de largo, 1,30 metros de altura y debía pesar unos 250 kilos. Anteriormente, ya se había encontrado a poca distancia otro ejemplar adulto y uno más joven.
Por entonces, hace 3,1 millones de años, estos tapires eran abundantes en el Mediterráneo. El clima era subtropical, muy lluvioso, como ahora en Centroamérica o algunas zonas de Asia.

Un bosque de laurisilva

Cuando los animales murieron, cayeron al agua y enseguida fueron cubiertos por sedimento, lo que lo permitió que se conservaran en condiciones excepcionales. Los investigadores han identificado la existencia de chopos, sauces, nogales, encinas y bosques de laurisilva, como ahora en La Gomera o en China actualmente. Los tapires comían hojas, raíces, tubérculos y frutos durante todo el año.
El lago, con su frondosa vegetación, les proporcionaba, además, un refugio en el que se ocultaban de grandes carnívoros.
Hace unos 2,5 millones de años, cuando cambio el clima, los tapires, que existen desde hace 50 millones de años, desaparecieron en Europa, coincidiendo con el momento en el que la especie humana comenzaba a evolucionar en África, en los comienzos del Pleistoceno.
"Son animales muy sensibles a los cambios climáticos y por ello se extinguieron en este continente con el enfriamiento de las temperaturas, pero permanecieron en Asia, que es donde pensamos existe aún la misma rama de esta especie de Gerona", argumenta Gómez. Por ello, en la representación que hacen de su pelaje se lo representan negro y con una franja blanca, como el 'Tapirus indicus'.
Además de los esqueletos de tapires, el equipo del IPHES ha encontrado en el mismo nivel restos de tres bóvidos, un rinoceronte, un cérvido y numerosas tortugas, ranas y peces.
En niveles más recientes, del Pleistoceno superior, había una gran cantidad de utensilios de piedra pertenecientes a las últimas sociedades de cazadores y recolectores, de hace unos 20.000 años.




 
Fuente:   elmundo

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