RESTOS DE UN SOL. El nuevo púlsar visto por rayos X. / NASA
Astrofísicos de la Universidad de Warwick han
identificado cuatro enanas blancas rodeadas de polvo resultante de
restos de cuerpos planetarios que una vez tuvieron sorprendentes
similitudes con la composición de la Tierra.
Utilizando el Telescopio Espacial Hubble y la mayor investigación
hasta ahora sobre la composición química de las atmósferas de las
estrellas enanas blancas, los investigadores encontraron que los
elementos más frecuentes en el polvo alrededor de estas cuatro enanas
blancas son oxígeno, magnesio, hierro y silicio, los cuatro elementos
que componen aproximadamente el 93 por ciento de la Tierra.
Sin embargo, una observación más importante fue que este material
también contiene un porcentaje muy bajo de carbono, lo que se
corresponde muy de cerca con el de la Tierra y de los planetas rocosos
que orbitan más próximos a nuestro Sol.
Esta es la primera vez que estas bajas proporciones de carbono se
han medido en las atmósferas de las estrellas enanas blancas
contaminadas por desechos. Esto es una clara evidencia de que estas
estrellas una vez tuvieron al menos un exoplaneta rocoso que ha
terminado destruido, y las observaciones también deben señalar que se
trata de la última fase de la muerte de estos mundos.
La atmósfera de una enana blanca se compone de hidrógeno y/o
helio, por lo que los elementos pesados que entran en la atmósfera son
arrastrados a su núcleo y desaparecen en cuestión de días por la alta
gravedad de la enana. Ante esto, los astrónomos deben observar
literalmente la fase final de la muerte de estos mundos.
Esto no sólo es una clara evidencia de que estas estrellas una vez
tuvieron cuerpos rocosos exoplanetarios que ahora han sido destruidos.
Las observaciones de una enana blanca en particular, PG0843 516, pueden
también contar la historia de la destrucción de estos mundos.
Esta estrella se destacó del resto debido a la abundancia relativa
de los elementos hierro, níquel y azufre en el polvo que se encuentra
en su atmósfera.
El hierro y el níquel se encuentran en los núcleos de los planetas
terrestres, ya que se hunden en el centro a causa de la fuerza de la
gravedad durante la formación planetaria.
Por lo tanto, los investigadores creen que están observando a
PG0843 516 en el mismo acto de tragar el material del núcleo de un
planeta rocoso que fue lo suficientemente grande como para someterse a
la diferenciación, de forma similar al proceso que separa el núcleo y el
manto de la Tierra.
El estudio ha sido aceptado para publicación en las Noticias
Mensuales de la Royal Astronomical Society. El profesor Boris Gänsicke,
del Departamento de Física de la Universidad de Warwick, quien dirigió
el estudio, dijo que el proceso de destrucción que causó los discos de
polvo alrededor de estas enanas blancas distantes es probable que algún
día se produzca en nuestro propio sistema solar.
"Lo que estamos viendo hoy en estas enanas blancas a varios
cientos de años luz de distancia podría ser una instantánea de un futuro
muy distante de la Tierra".
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