Gracias a nuestra amiga y seguidora, María José Serrano, por enviarnos este noticia que ahora compartimos con todos vosotros.
Muchas gracias!!!
Muchas gracias!!!
Cuando
hablamos de objetos malditos todos tenemos en mente objetos que han
pertenecido a personajes muy concretos de la historia y que han quedado
marcados, de una u otra forma, con su particular sello. O a objetos que
por haber pertenecido a enclaves
muy concretos han estado bañados de unas cualidades especiales. Eso sí,
todos ellos, suelen llegar a manos de su nuevo dueño de una manera
sencilla. Y es, quizá, esa sencillez, ese azar, el que dota a la
historia de tal o cual objeto de un tinte particularmente macabro. Y el
caso que nos ocupa no es una excepción.
La
protagonista de esta historia es Jo Wollacot, de 40 años. Y el inicio
de la misma, la compra de una pulsera en el portal web eBay en el año
2.010. Porque desde el momento en que esta mujer adquirió el adorno su
vida se vio truncada tanto en el plano económico, como en el plano
sentimental. Incluso su salud se vio mermada hasta límites preocupantes
tras la compra de este abalorio. Y es que, aparte de las erupciones que
cubrían su boca y sus brazos, tuvo que ser ingresada en un centro de
salud mental debido a sus procesos alucinatorios, y tener que cerrar su
negocio lo que conllevó el desahucio de su vivienda junto con sus dos
hijas pequeñas. Como colofón, la relación que mantenía en esos momentos
con su pareja sentimental se rompió.
La
desesperación invadió la vida de la señora Wollacot. No podía ser para
menos. Por ello, una y otra vez, trataba de pensar en cuál había podido
ser su error. Trataba de dar con el origen de esta situación. Hasta que
un día, lo vio todo con meridiana claridad. Allí estaba. El abalorio de
bolitas rojas y negras colgando de su muñeca. Zarandeándose de un lado a
otro de un modo casi inocente hasta que lo desató y lo guardó, para
siempre, en un joyero.
Y,
como ella esperaba, los resultados no tardaron en surtir efecto. Los
males que padecía comenzaron a remitir y su vida parecía que se iba
reconduciendo. Sin embargo todo daría un giro de 180 grados cuando su
hijo Dagan trajo una circular de su colegio en la que se advertía del
daño que estas pulseras podían provocar. Pulseras que, como más tarde
comprobó, estaban compuestas de semillas de abrina, un potente veneno
que podría, incluso, terminar con la vida de un ser humano si este
ingiriese una mínima cantidad de la misma. A partir de ahí se
precipitaron los acontecimientos en torno a este artilugio del que, por
cierto, se habían vendido varios miles de unidades. Incluso la Agencia
de Salud Pública británica (PHA) tuvo que alertar de la situación a la
población para minimizar, en la medida de lo posible los datos. La
actuación de la protagonista y de las autoridades hizo que su historia
terminase de una manera satisfactoria. En cambio, lo peor de todo, es
que no sabemos cuántas personas, repartidas por todo el planeta, estarán
siendo víctimas de este brazalete.
Informando: http://elarcadelmisterio.blogspot.com/
Fuente: eltransbordador
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